Desde 1984, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se mantuvo como una organización clave en la búsqueda de verdad y justicia para las víctimas de la última dictadura militar en Argentina. Este equipo no gubernamental y sin fines de lucro, que opera de manera independiente de la justicia, jugó un rol fundamental en la identificación de personas desaparecidas a través de la aplicación de técnicas de antropología y genética forense.
Carlos Rojas Surraco, uno de los investigadores del EAAF, explicó en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 que el equipo actualmente tiene en su resguardo más de 600 restos de personas desaparecidas durante la dictadura, y “seguimos con la campaña en busca de aquellos familiares que hasta el día de hoy no han dado una muestra de sangre”.
El proceso que realiza el EAAF comienza con la exhumación de restos que, durante años, han permanecido como NN (no identificados) en cementerios de todo el país. Desde su creación, han identificado más de 3.000 personas desaparecidas. “El equipo comenzó a trabajar inmediatamente después de que se recuperó la democracia en 1983, realizando exhumaciones y armando un laboratorio de antropología y genética forense”, explicó el investigador.
Trabajo pericial independiente
Rojas destacó que, aunque el EAAF es independiente, todas sus intervenciones son solicitadas por la justicia. “Cada vez que nosotros hacemos una intervención, tiene que venir un pedido específico de la justicia para que podamos realizar los trabajos”, detalló. Sin embargo, su trabajo no se limita a lo que dicta la justicia.
El equipo también realiza investigaciones basadas en los testimonios de familiares, amigos y compañeros de militancia de las víctimas. Este trabajo es un “rompecabezas” que se arma con datos sobre la persona desaparecida: “A veces los familiares nos pueden dar información física de la persona, mientras que los amigos de militancia pueden aportar detalles sobre en qué organización estaba, en qué barrio militaba”, explicó Rojas.
Una parte fundamental del trabajo del EAAF es la toma de muestras de sangre de los familiares, que luego son procesadas en su laboratorio en la provincia de Córdoba. A partir de estas muestras, se extrae el perfil genético que luego se compara con los restos encontrados.
En caso de coincidencia, el equipo se pone en contacto con los familiares y les explica el proceso. “Creemos que la mejor manera de devolverle a ese familiar la búsqueda que está haciendo es contarle toda la verdad respecto a cómo se llegó a la identificación de su ser querido”, subrayó.
Leé más: Día del Radioaficionado | “Fuimos el primer WhatsApp de las comunicaciones”
La reconstrucción de la verdad
Además de identificar los restos, el equipo trabaja en reconstruir las circunstancias en las que ocurrieron las muertes. Según Rojas, a veces es posible determinar el contexto y los últimos días de la víctima, aunque no siempre es el caso. “Nosotros siempre decimos que partimos desde el momento en que la persona fue secuestrada. A partir de ahí, miramos hacia atrás y hacia adelante”, explicó. El testimonio de sobrevivientes de centros clandestinos de detención es clave en algunos casos, ya que permite rastrear el paso de las víctimas por esos lugares.
Los restos suelen ser hallados en cementerios de grandes ciudades, enterrados como NN, pero también se han encontrado en enterramientos clandestinos en predios de las fuerzas de seguridad, como el Pozo de Vargas en Tucumán o el Pozo de Arana en Buenos Aires.
El EAAF trabajó bajo diferentes gobiernos y políticas de derechos humanos, y aunque las administraciones cambian, el equipo continúa su labor sin interrupciones. “Nosotros hemos seguido trabajando de la misma manera, más allá del gobierno de turno”, afirmó Rojas, y agregó que el equipo mantiene reuniones periódicas con la Secretaría de Derechos Humanos para informar sobre su trabajo y proyectos futuros.
Por último, Rojas subrayó que, si bien el EAAF colabora con la justicia, su compromiso principal es con las familias que han pasado décadas buscando la verdad. “Nuestra finalidad es devolverle la identidad a la persona desaparecida, pero también la verdad a ese familiar que hasta el día de hoy lo está buscando”, concluyó.