La Argentina debatió y sigue debatiendo la forma de administrarse; este planteo que se creyó acabado en el 1853 cuando los diputados de las provincias decidieron sancionar la Constitución dejando claro que formarían un Estado federal, hoy vuelve al centro de escena pero no discutiendo el federalismo sino donde ubicar el centro administrativo del estado nacional.
En los últimos días, tomó estado público un proyecto impulsado por el gobernador de Chubut Ignacio Torres y la Senadora de esa provincia Edith Terenzi, que invita a debatir sobre la posibilidad de encontrar un nuevo sitio para la Capital Federal proponiendo su provincia como próximo destino administrativo federal; a esta propuesta se sumó también el Senador por Entre Ríos Edgardo Kueider quien propone en igual sentido a la ciudad de Paraná de su Provincia.
Sin dudas que, mientras algunos debates atrasan, dado que ya han sido estudiados y su funcionamiento solamente requiere actualización y nada más, hay otros debates que son necesarios y no merecen ser demorados, y uno de ellos es poner en consideración el cambio de jurisdicción de la Capital Federal
Por un lado, es necesario comprender la magnitud del estado. Desde el cual además de tomar decisiones para un vasto territorio nacional, también significa una enorme masa de trabajadores ubicados en un solo lugar que, por un lado, representa un potencial económico para el municipio, en este caso la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero también significa en términos electorales una centralidad absoluta de las decisiones y acciones que emanan del ejecutivo nacional.
Numerosas propuestas han surgido en los últimos 40 años, y la última con mayor impulso fue la que emergió del gobierno del Dr. Raúl Alfonsín, quien logró la sanción para modificar la Capital Federal a Neuquén; sin embargo, el contexto económico no permitió llevar adelante esta propuesta.
Ahora bien, es posible pensar que cuando hablamos de estos temas lo consideremos inoportuno o incluso puede ser innecesario basándose en el contexto económico actual. No obstante, debemos trazar una línea en dos aspectos: en primer lugar, los ejemplos de otros países, como el caso de Brasil en nuestra región continental o Australia e Indonesia, para mencionar otras latitudes; y en segundo lugar en que forma la Capital Federal en Argentina brinda soluciones reales.
Los países que han decidido mudar su capital federal lo han hecho con un propósito estratégico, con la posibilidad de desarrollar otros sectores del país, la industria, el comercio hasta el turismo: el empleo, dándole un nuevo enfoque al lugar donde residía la capital y donde reside en la actualidad. Al darle un nuevo destino al centro administrativo, se ofrece un crecimiento en varios aspectos a otras regiones del país, las cuales pueden brindar soluciones en materia de seguridad interior, empleo, control de tráfico ilegal, además del desarrollo inherente a la capital.
En Argentina, se consolidó la idea común de que los esfuerzos del estado nacional comienzan y terminan en la provincia de Buenos Aires en el mejor de los casos, aunque en su mayoría se licuan en la CABA. Esto se debe a la enorme cantidad de personas que allí habitan y que, por consecuencia, son los que más le demandan al estado nacional de manera directa y continua. Tanto es la población que habita en CABA que el efecto derrame a las provincias llega a cuenta gotas o directamente no lo hace.
El efecto derrame que actualmente produce el estado nacional macro cefálico en CABA y de brazos raquíticos hacia las provincias es tan limitado como ineficiente, además de serlo por la mala administración de los gobiernos que han pasado en los últimos años, también se suma a esta realidad la centralidad que ofrece su ubicación geográfica. La convivencia de un centro administrativo federal en una ciudad y provincia con enormes ingresos, como lo es en la actualidad, ofrece un desbalance en la administración de los recursos, exigiendo que la mayoría de sus esfuerzos se diluyan a pocos kilómetros de la Casa Rosada.
La mirada de crecimiento de un país, con el puerto como eje central de comunicación con el mundo, ha dejado de ser relevante hace ya mucho tiempo. Este fundamento colonialista que fuera planteado por el Virreinato del Río de la Plata carece de sentido en un mundo dominado por la hipercomunicacion, donde los negocios comerciales y las conversaciones diplomáticas se logran mediante reuniones virtuales. De modo que la presencia de las oficinas administrativas del estado nacional a la margen del puerto no trae consigo un uso virtuoso, sino más bien lo vuelve de corte unitario y con controles innecesarios.
Entonces, la posibilidad de evaluar otros destinos para las oficinas federales propone el crecimiento en materia poblacional, mayor eficiencia en la administración de los recursos del estado y promueve la cercanía independientemente de las distancias geográficas características de la Argentina, un cambio de lugar ofrecería una menor hostilidad para las provincias lejanas y facilidad de acceso al Gobierno Federal.
La organización que de a poco va tomando forma en distintas regiones del país, como lo han hecho hace un tiempo en la Patagonia los Gobernadores del Sur, y lo han logrado en los últimos días los gobernadores del Litoral, es el punta pie inicial a un proyecto que en su génesis busca recuperar el federalismo en todas sus formas. Además, es la discusión a si continuamos con un falso federalismo con un fuerte centralismo en la Ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires con algún derrame limitado a las provincias cercanas o se evalúe un federalismo amplio donde las provincias sean oídas a través de sus regiones logrando estados sólidos en su administración y conectadas con el resto del país.
¿Qué dirá el país central sobre este Proyecto?
Alejandro Chini…