En medio de un clima tenso debido a las políticas presupuestarias del gobierno, la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) vivió una noche de toma y protesta, reflejo de la crisis que atraviesan las universidades públicas en Argentina.
Javier Gortari, exrector de la UNaM, quien estuvo presente durante los incidentes, compartió su visión sobre la situación en una entrevista en diálogo con “RX – Realidad Mixta” de Radio Up 95.5.
Según Gortari, los incidentes en la Facultad de Humanidades no pasaron a mayores, a pesar de un breve forcejeo. “Fue un tema más interno”, explicó. La asamblea de interclaustros había decidido llevar a cabo una toma con actividades durante 24 horas, finalizando el día anterior a las 20:00 horas. Sin embargo, la continuidad de la protesta generó discusiones entre los diferentes claustros sobre si se debía seguir con la medida. Finalmente, el decano de la facultad, Cristian Garrido, intervino con lo que Gortari describió como “un mensaje muy sabio”, promoviendo la continuación de la toma sin que el conflicto escalara.
En este sentido, Gortari subrayó la preocupación central del estudiantado: “Estamos cerrando el cuatrimestre, son semanas de parciales y exámenes”. En este contexto, consideró importante visibilizar el malestar por la falta de atención del gobierno hacia las universidades públicas, pero sin perder de vista el principal objetivo: garantizar que los estudiantes puedan avanzar en sus carreras y completar el año académico. “El decano me garantizó que hay condiciones para terminar el año sin mayores dificultades”, afirmó.
La raíz del conflicto radica en los recortes presupuestarios que afectan principalmente los salarios, que representan el 90% del presupuesto universitario. “La caída de los salarios es un tema crítico, no solo en el sistema universitario, sino en todo el sector público y privado”, señaló Gortari, quien advirtió que la situación se agravará con la aprobación del presupuesto 2025, que ya está en discusión en el Congreso.
El impacto de la crisis se refleja en las universidades de todo el país. Esta semana, el vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) advirtió que “difícilmente podamos funcionar el próximo año” si el presupuesto se aprueba tal como está. Gortari compartió esta preocupación, destacando que los salarios de muchos docentes, especialmente aquellos sin dedicación plena, han quedado muy por debajo del costo de vida. «La gente busca no morirse de hambre y eso afecta directamente a las universidades, que pierden su esencia al no poder retener recursos humanos formados”, afirmó.
El exrector también abordó el aspecto político de la crisis. “Claramente, para el gobierno nacional actual, las universidades no están en sus prioridades”, sentenció. Gortari criticó la falta de consideración hacia la importancia de la educación pública, resaltando que las universidades juegan un rol fundamental en la movilidad social y el desarrollo del país. “Si pudieran cerrar todas las universidades públicas y dejar solo las privadas, lo harían»”, opinó, en referencia a las políticas del gobierno.
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En cuanto al apoyo social, Gortari mencionó una encuesta reciente que muestra que casi el 70% de la población argentina respalda a las universidades públicas, una cifra que considera refleja “el fuerte sentimiento de adhesión a la educación pública”. Las recientes marchas multitudinarias en defensa de las universidades son otro indicio del malestar creciente en la sociedad. “El impacto político de esta crisis debería notarse en las elecciones del próximo año”, anticipó.
Gortari también cuestionó a los legisladores nacionales que votaron a favor del veto presidencial a la ley que buscaba garantizar el financiamiento de las universidades. “Es contradictorio que nuestros legisladores apoyen un veto que va en contra de los intereses de la sociedad”, subrayó, recordando que muchos de estos legisladores, incluidos el gobernador de Misiones y varios diputados, tienen vínculos directos con la universidad pública.
Finalmente, el exrector rechazó las insinuaciones mediáticas sobre posibles irregularidades en el manejo de los fondos universitarios. “El 90% del presupuesto universitario son sueldos, que se pagan por cajero o banco. No hay discrecionalidad en su manejo”, aclaró, destacando que los nombramientos en las universidades se realizan por concurso. El 10% restante del presupuesto se destina a gastos de funcionamiento, como servicios básicos, mantenimiento y seguridad, lo que deja poco margen para inversiones en mejoras o mantenimiento de infraestructura.
“El acceso a la educación es fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. Lo vemos en todo el mundo, desde China hasta Estados Unidos. Un país que no invierte en la formación de sus jóvenes está condenando su futuro”, sentenció Gortari.