El consultor y columnista del programa «El País de la Libertad» de Radio Up 95.5, Augusto Labella, Educador Sexual y Consultor Sexológico, se refirió en esta oportunidad a los fetiches y a los fetichismos que acompañan a las parejas.
Aquí te dejo un pequeño resumen de algunos de los puntos que hablamos. No te olvides de dejar comentarios, seguirnos en las redes y hacer sugerencias para los próximos segmentos de Notas Sexuales en el programa.
La palabra fetiche proviene del portugués “feitiço” (hechizo), que viene a su vez del latín “facticius” (artificial, construido). Originalmente el término “fetiche” tiene un origen religioso, ya que se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales.
En sexualidad, el fetiche es el objeto inanimado o una parte del cuerpo no genital que deviene en método preferido para excitarse sexualmente. Quisiera que ampliemos esta definición a que no solo es un objeto, sino una “cosa” y esa “cosa” puede ser una disposición de distintos elementos en espacio y tiempo particulares, es decir “algo que se da de esa manera y solo esa” y que por darse así produce excitación sexual. Aquí es donde el fetiche se torna mucho más en método y no tanto en objeto. Veamos algunos ejemplos para explicarnos mejor.
¿Recordas que hablamos en una de las columnas acerca del Sexo Kinky o Sexualidad Kinky (prácticas no convencionales)? Pues bien, muchas de esas prácticas quizá involucren algún fetiche o puedan ser el puntapié para desarrollar conductas fetichistas. Entre algunas de las escenas más comunes que se da en el Sexo Kinky se encuentra el tener sexo en espacios públicos, el juego de roles, vestirse o ponerse disfraces para representar personajes, el control del orgasmo en la otra persona, entre tantas que nombramos. Por ejemplo, si me excita que alguien en la situación sexual tenga puestos zapatos de taco alto, esos zapatos se convierten en mi fetiche. Ese fetiche puede estar presente a veces, cada tanto o cada vez más frecuente. Esa excitación sexual recurrente no tiene nada de malo, el problema aparece cuando nos obsesionamos con este elemento (en este caso los zapatos de taco alto) y no podemos tener excitación sexual sin que se encuentre presente. Eso puede ir creciendo hacia un extremo cada vez más específico, supongamos zapatos rojos, zapatos de taco aguja rojos, zapatos de taco aguja rojos de cuero o látex; zapatos de taco aguja rojos de cuero o látex, sin nada más de ropa con el cuerpo mojado, recién salido de la ducha durante la noche… ¡uf! Y asi.
Esta obsesión que aparece hay que tratarla porque quizá no produzca un efecto negativo en otras personas, pero de seguro generará en mí angustias, ansiedades y malestares porque no podré disfrutar de la sexualidad sin ese elemento o esa disposición de elementos. Esto se llama “trastorno fetichista” y es un malestar clínicamente significativo o deterioro funcional en una o más áreas de la vida.
Si bien no es el tema central de nuestra columna no quiero dejar de mencionar las “parafilias”. Las parafilias son patrones de comportamiento sexual vinculado con objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos. No hay un consenso para establecer un límite preciso entre el interés sexual inusual y la parafilia (es la zona gris de la que hacíamos mención en el programa). Incluso con el tiempo hay algunas parafilias que dejaron de serlo (en los manuales de diagnóstico) o se registraron (indexaron) algunas nuevas. Recordá que en estos comportamientos por lo general siempre hay un gran riesgo de actividades/acciones que no implican consentimiento y que causan daño material y emocional a otras personas.
Por ejemplo, retomando el ejemplo anterior, la altocalcifilia es “un tipo de fetichismo en el que se obtiene placer al observar o llevar puesto zapatos de taco alto”. Este tipo de fetichismo no ha sido registrado por el DSM-5 (el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales)
En la práctica fetichista hay dos componentes muy importantes a tener en cuenta: la actuación y el poder. En todas éstas hay algún tipo de juego de roles, incluso si practico algo sexual a solas. Los roles de sumisión y dominación, de sometimiento y permisión están en tensión constante. Por eso mismo siempre hay que “jugar” y “actuar” con la pareja sexual (o con uno mismo) con muchísimo consentimiento luego de charlar muy bien y con mucho detalle todo. El uso de fetiches (algo desde lo simple como un juguete sexual –un dildo-, o complejo como una relación dómina-esclavo) necesita de reflexión, imaginación, charla, comunicación. Hay que encontrar puntos en común, placeres que quisiéramos recorrer en pareja, evaluar los riesgos físicos y emocionales posibles, hacer acuerdos, establecer palabras de seguridad. Siempre hay que tener muchísimo cuidado en las relaciones asimétricas de poder porque pueden vulnerar y/o violentar a una de las partes involucradas en ese juego.
Pregunta de la semana: durante estos últimos días nuestros oyentes participaron de una caja de preguntas “¿Cuál es tu fetiche favorito/más conocido?” Entre los resultados, los más comunes fueron el uso de lencería, los espacios públicos y el juego de roles, pero me quedo con uno para explicarte mejor de qué se trata: el fetiche de los pies. Se lo conoce como “podofilia” (que no te asuste que la palabra termine en filia). Es la excitación sexual al ver, oler, acariciar, besar, lamer los pies de otra persona o hasta estimular los genitales con los pies. Incluso, abarca el estímulo sexual que experimentan algunas personas al ver vídeos de pies o tomar fotos de pies. Esto es muy popular hoy en día en las páginas de venta de contenido y se considera una de las preferencias sexuales más habituales.
Por eso mismo hay algunas teorías que intentan explicar el porqué de tal fascinación. Que nos sirva de ejemplo para ver estos mismos componentes en otros fetiches o prácticas fetichistas.
- Condicionamiento psicológico: sugiere que la atracción sexual por los pies está relacionada con experiencias positivas tempranas con estas partes del cuerpo, en especial en la etapa de desarrollo sexual.
- Asociación cultural: explica que, en algunas culturas y contextos históricos, los pies han sido catalogados como símbolos de belleza, estatus o sensualidad.
- Aspectos neurológicos: expone que existen áreas del cerebro que controlan diferentes partes del cuerpo que están muy conectadas entre sí. Esto significa que, si alguien presta mucha atención a una parte del cuerpo, como los pies, esa área puede volverse más sensible y atractiva, lo que podría explicar que algunas personas sientan atracción sexual por los pies.
Encontrarás que podríamos rastrear a todo fetiche de la misma manera, intentar explicarlo, pero no estamos aquí para eso, sino para dar un primer panorama a estas maneras de vivir la sexualidad no tan convencionales.
Ya lo sabes, pero te lo recuerdo: ante cualquier duda no olvides consultar con un terapeuta, consultor o educador sexual. El asesoramiento (ante el desconocimiento o la duda) puede ayudarte a vos (y a tu pareja) a vivir una sexualidad de manera libre y segura. Con consentimiento. Y explorar placeres libres de juicios de valor pero sin que traigan malestares emocionales ni físicos tanto para vos como para las personas con las que te vincules.
Nos encontramos de nuevo los jueves a la mañana en “El País de la Libertad”. Siempre por una sexualidad libre, responsable, saludable y placentera.
Augusto Labella
IG@augustolabellaok / FB: Augusto Labella