El Papa Francisco pronunció el jueves 12 de septiembre en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad Nacional de Singapur su primer discurso dirigido a las autoridades, la sociedad civil y a los miembros del cuerpo diplomático de ese país. “Trabajar juntos, en armonía, con sentido de responsabilidad y con espíritu de fraternidad e inclusión”.
Luego de la ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial, la visita de cortesía al presidente de la República, Tharman Shanmugaratnam, y el encuentro con el Primer Ministro, Lawrence Wong, el Pontífice se dirigió a la población en esta última etapa del 45º viaje apostólico por Asia y Oceanía.
El obispo de Roma, Francisco, elogió a la nación, a la que describió como un “bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar, siendo esto un claro testimonio del ingenio humano, del dinamismo de la sociedad y de la perspicacia del espíritu empresarial, que aquí han encontrado un terreno fértil para desarrollarse”.
El Papa Francisco se refirió a la historia de crecimiento y resiliencia, desde los orígenes humildes hasta el alto nivel de desarrollo, ponderando el compromiso constante por llevar a cabo proyectos e iniciativas en sintonía con las características específicas del lugar. En ese sentido, previo a la intervención del Santo Padre, el Presidente compartió una síntesis de medidas impulsadas en favor del medio ambiente, como cuadruplicar el uso de energía solar, reducir los residuos que acaban en los vertederos o apoyar la transición hacia una economía baja en carbones.
El Pontífice destacó el esfuerzo por “construir una sociedad en la que la justicia social y el bien común se tengan en gran estima, para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos mediante políticas de vivienda pública, con una educación de alta calidad y un sistema sanitario eficiente”.
Singapur, un estado nutrido por diversas etnias, culturas y religiones
En otro de los pasajes de su alocución, Francisco se enfocó luego en el papel de las sofisticadas tecnologías de la era digital y el rápido desarrollo en el uso de la inteligencia artificial y alertó que estos fenómenos “no pueden hacernos olvidar que es esencial cultivar relaciones humanas reales y concretas; y que estas tecnologías pueden aprovecharse precisamente para acercarnos unos a otros, propiciando la comprensión y la solidaridad, y no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible”.
En tanto, valoró positivamente la integración entre personas de etnias, culturas y religiones diferentes en esta nación y señaló que el respeto recíproco, la colaboración, el diálogo y la libertad de profesar las propias creencias, acatando la ley vigente, son condiciones determinantes del éxito y la estabilidad alcanzadas por Singapur, que son requisitos para un desarrollo no conflictivo o caótico, sino equilibrado y sostenible.
El sucesor de Pedro se refirió además a la labor de la Iglesia católica en ese territorio, desde el inicio de su presencia, con una aportación peculiar al progreso, en especial en los sectores de la educación y de la salud, “valiéndose del espíritu de sacrificio y dedicación de los misioneros y de los fieles católicos”.
Sobre el final de su discurso, el Papa Francisco agradeció a la nación su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, reconociendo a la ciudad-estado como un ejemplo de cómo incluso las naciones pequeñas pueden tener un impacto significativo en la lucha contra la crisis medioambiental.
Además, pidió a Singapur que continúe la búsqueda de “soluciones innovadoras para hacer frente a los desafíos ambientales”, y les recordó que sus esfuerzos pueden inspirar a otras naciones a hacer lo mismo.
(Fuente: AICA)