Las redes sociales nos permiten visualizar la vida de muchas personas, hacer conexión y estar al día en cada momento y con cada imagen se estimulan muchos sentimientos diferentes, como alegría, admiración pero en otros casos también aparecen las comparaciones, junto al anhelo, al deseo de tenerlo o la envidia que el otro tiene algo que a uno le gustaría.
La envidia, proviene del latín Invidare, que significa mirar con malos ojos. La envidia por lo tanto existe hace miles de años, y puedes encontrarla expresada en varias literatura, así también Aristóteles que busca definirla como el dolor por la buena fortuna de los otro. Podemos ver como expresan el daño que genera los pensamientos de envidia en las personas.
La envidia suele estar dirigida hacia quienes están más acerca, como familiares, amigos, vecinos, compañeros, pero también con personas que están en una situación de similar simetría o igualdad, por lo que las redes sociales al conectarnos con un mayor número de personas también facilita los puntos de comparación con personas similares, al observar versiones editadas y filtradas de la vida de otros; además genera frustraciones y envidias los logros ajenos, siendo una sociedad de consumo hay mayores exigencias en el tener y alcanzar éxitos, como irse de viaje, un trabajo nuevo, pareja, hijos amistades, mascotas, no hay límite para el punto de comparaciones con otros.
Así el que experimenta la envidia, siendo un sentimiento natural en el ser humano, produce dolor, angustia, depresión, rabia entre otros, por lo que puede destruir los vínculos, ya que el envidiado siente resentimiento y sentirse disminuido con el otro.
Diferenciar la envidia de la admiración es de gran importancia ya que esta última implica un sentimiento de afecto y acercamiento hacia la persona un intento positivo para conseguir logros similares, mientras que la envidia implica sentimientos negativos. Los envidiosos piensan que los demás consiguen con facilidad y sin esfuerzo acompañados de la buena suerte, mientras ellos deben lidiar con la injusticia el destino, la insatisfacción.
Dicho esto, la envidia es una emoción inherente al ser humano y, aunque las circunstancias modernas pueden amplificarla, no hay evidencia concluyente de que la gente de hoy en día sea intrínsecamente más envidiosa que en tiempos anteriores. La percepción de la envidia podría estar influenciada por el entorno actual, pero la emoción en sí ha sido una constante a lo largo de la historia.
María Selene Bortolotti..