Fervientemente convencido de la necesidad de liberar a América de la opresión europea, José de San Martín luchó en San Lorenzo, cruzó Los Andes y liberó Chile y Perú. Presionó incansablemente a los congresales para que se declaré la independencia política de Argentina, participando activamente de aquellos sucesos históricos. En ese entonces, además, brillaba por la lucidez de sus reflexiones tan actuales hoy 200 años después.
José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, Corrientes, el 25 de febrero de 1778, pero cuando tenía 7 años, su familia debió volver a España. Allí se formó como militar pero su vínculo con América se mantuvo inalterable, y desde Europa seguía de cerca los acontecimientos revolucionarios en nuestro continente, en especial en el Río de la Plata en mayo de 1810.
Así fue como en 1812, emprendió el regreso a su tierra natal, para poner sus conocimientos y experiencias al servicio de la incipiente emancipación americana.
Fervientemente convencido de la necesidad de liberar a América de la opresión foránea, luchó en San Lorenzo, cruzó Los Andes y liberó Chile y Perú. Presionó incansablemente a los congresales para que se declaré la independencia política de Argentina, participando activamente de aquellos sucesos históricos, conocido como el “plan continental” que buscaba la libertad de todos, pero que sobre todo defendía las ideas de libertad, justicia y democracia para todos.
En aquellos tiempos, en una carta a su íntimo amigo Tomas Guido, expresó “no pertenezco a ningún partido” y algunas líneas después sostenía “me equivoco, yo soy del Partido Americano”. Desde las armas, lideró ejércitos y libró batallas para conseguir la deseada libertad, desde la política apoyó y presionó para que se consolide la independencia y cada nación naciente pueda establecer su propio gobierno.
Nuestro héroe patrio solo ambicionó ver América liberada. El más humilde y desinteresado operador político y militar, un visionario, un gaucho más, que, con la idea de ser un padre ejemplar, le dejó a su hija las famosas “Máximas de San Martín”.
En “Máximas para mi hija”, el Libertador dejó escrito un verdadero código de ética y un modelo de educación para toda la sociedad, pero en especial para los jóvenes.
Pueden ser consideradas un verdadero código de ética y un modelo de educación para los jóvenes, pero que en realidad demuestran el carácter sencillo, simple, austero y ejemplar de este padre cariñoso y severo, responsable y prudente que transmitirá a través de sencillas frases, su filosofía de vida, a su amada hija:
- 1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que nos perjudican. Sterne ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: “Anda, pobre Animal, el Mundo es demasiado grande para nosotros dos”.
- 2. Inspirarla amor a la verdad y odio a la mentira.
- 3. Inspirarla gran Confianza y Amistad pero uniendo el respeto.
- 4. Estimular en Mercedes la Caridad con los Pobres.
- 5. Respeto sobre la propiedad ajena.
- 6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
- 7. Inspirarla sentimientos de indulgencia hacia todas las Religiones.
- 8. Dulzura con los Criados, Pobres y Viejos.
- 9. Que hable poco y lo preciso.
- 10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
- 11. Amor al Aseo y desprecio al lujo.
- 12. Inspirarla amor por la Patria y por la Libertad.
El gran prócer americano, aquel que ha vencido los Andes, liberado naciones, fundado repúblicas, enfrentado desgracias y desconfianzas, el hombre que “ha logrado vencerse a sí mismo” en innumerables ocasiones, lograba su mayor desafío: ser un padre dedicado, un abuelo cariñoso y un ejemplo de hombre público y privado.
Argentina toda debe forjar y tributar en cada padre de nuestra tierra el ejemplo sanmartiniano, porque: “Serás lo que hay que ser o no eres nada”.
Carolina Kelm, profesora de Historia..