Durante gran parte del siglo XX, la influencia y la injerencia de los Estados Unidos sobre la mayoría de los países alrededor del planeta, fue más que importante, y lógicamente Sudamérica fue su “patio trasero”.
A través de diferentes metodologías, los gobiernos estadounidenses (democrátas y republicanos) se aseguraron de que sus intereses económicos, gobierne quien gobierne, se mantengan sin ningún tipo de restricciones o limitaciones.
Si usted se pregunta cómo lo hicieron bueno, contaron con un gran abanico de opciones; influenciando a los gobiernos de turno a través de contundentes sobornos, financiando y/o creando guerrillas formadas por “rebeldes” para derrocar gobiernos electos.
Una vez perpetrado los golpes de estado, ellos podían impulsar la candidatura de algún incipiente candidato que sea compatible con sus intereses. Claramente, los muchachos no eran ningunos santos, ni tampoco lo son ahora.
Como es de esperarse, Bolivia no escapó de las garras del “tío Sam”, desde mediados del siglo XX, Estados Unidos ha otorgado “asistencias” (el motivo de las comillas se debe a que usted sabe cómo nuestros vecinos estadounidenses cobran estas asistencias) tanto en materia económica como militar. Además de esta forma se aseguraron asentarse en suelo boliviano, afianzarse como aliado estratégico y utilizar todo su poder para influenciar políticamente a todo aquel que se siente en el sillón presidencial.
Esta influencia se perpetuó hasta gran parte del siglo XXI, hasta la llegada de Evo Morales al poder, el segundo presidente aborigen que tuvo Bolivia. A través del partido MAS-IPSP (Movimiento al Socialismo–Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos), un partido de izquierda, anticapitalista y como usted se imaginará, antiimperialista.
Evo Morales llegó a la presidencia con un discurso sumamente antiestadounidense y cuya esencia era altamente populista. Esto claramente atentó contra los intereses de Estados Unidos, y a partir de allí, la relación casi “fraterna” con gobiernos anteriores se vio seriamente afectada a partir de la presidencia de Morales.
Mas allá del discurso antiimperialista de Morales, su discurso del tipo populista tampoco apeló a mejorar de manera contundente la vida de los bolivianos. Si bien sus primeros años fueron positivos en lo económico y realizó cambios rotundos en sectores claves como los de salud, en el sector agrícola y ganadero. Además, logró reformar la Constitución Nacional en el año 2009, poco después comenzó a tener serios inconvenientes.
Ya durante el año 2010, el gobierno decidió realizar una quita importante de subsidios, resultando así en una suba de precios sin precedentes, que tuvo como consecuencia una oleada de protestas, luego de estas manifestaciones en su contra, el presidente Morales decidió anular el decreto que ordenaba la quita de subsidios. Además de todo esto, se estableció una política de nacionalización de empresas claves como YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), seguido por la estatización de ENTEL (la empresa telefónica mas grande del país), además de las minas de Huanani y Colquiri, sector de generación de energía eléctrica. En el 2019, Evo Morales presentó su renuncia a la presidencia, luego de ser acusado por fraude electoral, hecho que causó protestas masivas a lo largo y ancho del territorio boliviano. Si bien Morales abandonó la presidencia por la puerta de atrás, bajo su mandato, Bolivia tuvo un crecimiento importante del PIB (Producto Interno Bruto), un 5,2% anual y un sinfín de reformas positivas para el país.
Luego de un sinfín de problemas políticos, en el año 2020 es electo presidente Luis Arce, por el partido MAS-IPSP, uno de los alfiles políticos del expresidente Evo Morales, actualmente presidente del mencionado partido político. Ni bien asumió el presidente Arce, comenzaron los conflictos dentro del partido, llegando al punto de que actualmente el MAS-IPSP se encuentra dividido en una facción “evista” y una facción “arcista”. Esto erosionó al partido y lo dejó en un momento sumamente complejo; sin embargo, la oposición boliviana tampoco se encuentra en su mejor momento, esto permite que el MAS-IPSP “siga con vida”. A esto se le ha sumado una crisis económica que ha golpeado con fuerza a la población boliviana, que ya de por sí viene soportando sendos golpes al bolsillo.
Ahora, entrando al intento de golpe de Estado sucedido esta semana, debo aclararle a usted que esto ya lo hemos visto en nuestro continente. Tantas dudas despiertan todo lo sucedido que me permito aclararle que estos métodos no son novedad en nuestro continente. De tanto en tanto, cuando a un gobierno comienza a irle mal, ya sea por impericias o indecisiones, asi como también por malas decisiones, comienza a buscar nuevos enemigos o nuevos problemas, y es en este punto donde, en numerosas ocasiones, suele encontrar la excusa perfecta. Una de las excusas perfectas son los supuestos intentos de desestabilización o supuestos golpes de estado, y mientras no se esclarezca lo que realmente sucedió, más alimentará la teoría que les acabo de mencionar, esperemos que todo culmine de la mejor manera.
Si realmente fue un golpe de Estado, que los responsables sean juzgados y procesador, y si finalmente fue un autogolpe también, que el desenlace sea con los responsables tras las rejas