Por una iniciativa a través de las redes sociales, entusiastas de la milanesa propusieron votar una fecha para conmemorar este plato icónico. Los usuarios de Facebook participaron en la votación y, de manera arbitraria, se eligió el 3 de mayo como el Día Nacional de la Milanesa.
Ya sea de carne vacuna, cerdo o pollo, se ganó un lugar en la mesa de grandes y chicos gracias a su variedad de preparaciones, frita, al horno, al plato, en sándwich, con diferentes condimentos como orégano o ajo, y acompañada de queso, a la Napolitana o a la Suiza.
En cuanto al origen de la milanesa, las teorías varían, una versión señala que este plato tiene sus raíces en Milán, Italia, remontándose al año 1134, cuando un cocinero local presentó por primera vez la «lombolos cum panitio» a la Corte austríaca. Este dato se respalda con un menú de la época que hace referencia a este plato. La municipalidad de Milán reconoció oficialmente a la milanesa como parte de su patrimonio en 2008, basándose en estos antecedentes históricos.
Sin embargo, hay quienes argumentan que la milanesa tiene sus orígenes en Austria, donde se conoce como Wiener Schnitzel y es uno de los platos más famosos de la cocina austriaca. Las invasiones austríacas en el norte de Italia en el siglo XIX difundieron la receta de la milanesa en Viena, y más tarde, los inmigrantes europeos llevaron este platillo a diversos destinos, incluida Argentina.
En Argentina, la milanesa se adaptó y evolucionó, convirtiéndose en un elemento fundamental de la gastronomía nacional. Y para hacer una buena milanesa, la elección del corte de carne es importante. La nalga, la bola de lomo, el cuadril y el peceto son algunos de los cortes más populares y utilizados para preparar este delicioso plato.
Una receta, una mesa feliz
Para prepararlas, necesitas 4 huevos, 2 dientes de ajo, perejil picado, sal y pimienta al gusto, además de pan rallado y 1 kilo de nalga o peceto para milanesa. Primero, pica los ajos y el perejil, luego bate los huevos en un bowl y agrega el ajo, el perejil, la sal y la pimienta.
Sumergí la carne en esta mezcla, déjala reposar unos minutos y luego pásala por el pan rallado. En una sartén con aceite caliente, freí las milanesas hasta que estén doradas por ambos lados. Y como último paso, disfrutar.