La historia de la soberanía de los pueblos es tan antigua como quienes usan el sentido de pertenencia de algunos para cumplir sus sueños de grandeza o de poder extremo. Si bien es común pensar en libertad cuando hablamos de independencia, también lo es pensar en costos y sacrificios aún mayores que estar sometidos bajo el comando de alcaldes que en muchas ocasiones dedican su esfuerzo, dedicación e infraestructura a sectores “preferidos”.
Si recabamos voces de la provincia de Misiones, encontraremos las hazañas de los pioneros, de colonos cansados de la dificultad que significaba acceder a algún servicio, o caminos para que los carros no se queden bloqueados entre la selva, algún lugar donde la correspondencia pueda traer el mensaje que venía de lejos, incluso pensar en vías donde el comercio pudiera circular sin mayores contratiempos. Razones como estas, o unas cuantas más daban origen hace más de 100 años atrás a la creación de municipios en lo que por entonces era conocido como territorio nacional.
Es notable destacar el esfuerzo que se hizo en el tiempo para que las picadas y colonias se conviertan en ciudades prósperas y centros de referencia de desarrollo. Sin embargo, la historia en su recorrido olvidó dejar en claro que es necesario tomar recaudos, que cuando se establece un municipio debe ser a razón de intereses de profunda identidad y de desarrollo sostenido, sin poner en riesgo las arcas del estado y la garantía de la prestación de servicios existentes.
Sucede que en los últimos años, un conjunto de desigualdades han propiciado el fuerte interés de crear nuevos municipios, a los cuales la provincia debe proveer los servicios de salud, educación, seguridad, infraestructura entre otros. No obstante, desde que el gobierno de la renovación optó por instruir a sus funcionarios que la asistencia debía centrarse en los grandes municipios, los pequeños comenzaron a sentir cómo se diezmaba la calidad de los servicios a sus compueblanos. En este contexto y hartos de tanto desprecio, la voz que comenzó a escucharse fue ¡independencia!, y así, esto que sirvió para generar un debate entre vecinos terminó siendo utilizado por el oficialismo provincial con el propósito de crear “más Estado”, más municipios, más Concejos Deliberantes, más gasto público, más sublemas para acompañar al oficialismo, pero principalmente asegurar que todo siga igual, aunque con una pequeña diferencia: hoy los vecinos aislados pueden quejarse siendo parte del municipio- No logran resultados, pero al menos ya les dicen que no a las autoridades del nuevo municipio.
Pensemos rápidamente qué significa un nuevo municipio; como dijimos más atrás, es la creación de cargos ejecutivos y deliberativos, el equipamiento principalmente vial para el mantenimiento de sus calles y caminos, más aún teniendo en cuenta que los últimos municipios creados son de origen rural. Y aquí comienza uno de los problemas, el mantenimiento del municipio, teniendo en cuenta que el principal ingreso es de la tasa municipal de inmuebles, ya que al no existir o haber muy pocos comercios y no tener empresas que puedan contribuir a la estructura tributaria principal para costear sus obligaciones directamente se generan municipios deficitarios donde los servicios terminarán siendo aún peores que aquellos con los que ya cuentan.
Consecuentemente, si hacemos historia debemos recordar que la última actualización de la coparticipación que reciben los municipios data de la gobernación de Cacho Barrios Arrechea, en el año 1984 cuando pasó del 8 al 12% los recursos que la provincia coparticipa a sus municipios. Desde ese momento hasta la actualidad las condiciones de la provincia han cambiado notablemente, y su población aumentó tres veces. Otro punto que hay que tener en cuenta es que la coparticipación no dispone un criterio de equilibrio, sino que es entregada a los municipios mediante un coeficiente que es manipulado según la docilidad política, sin considerar la población, el contexto social y económico, lo que garantiza que la coparticipación sea injusta. Tal es el caso que podemos encontrarnos con municipios con muchísima población y poca participación de los recursos como Garupá que recibe un promedio de 3267 pesos por cada habitante o Comandante Andresito, que recibe 4222 pesos por habitante y otros que cuentan con diferentes vías de generación de ingresos, pero que también reciben mucha asistencia provincial como es el caso de la ciudad de Puerto Rico que recibe un total de 11.150 pesos por habitante o incluso el nuevo municipio de Fracrán que recibe la suma de 41.030 por cada habitante según datos https://hacienda.gob.ar/wp-content/uploads/2024/03/03-2024-PL-2.pdf.
Por otro lado, cabe destacar que hasta el año 1984 la provincia contaba con 75 municipios, con lo cual la creación de nuevos municipios requiere la modificación de la ley de coparticipación provincial para poder reasignar partidas presupuestarias nuevamente. Como esto no ha ocurrido, en la actualidad los municipios de Fracrán, Pozo Azul y Salto Encantado, arbitrariamente reciben una suma de dinero determinada mensualmente, lo que significa que sus ingresos no provienen de la masa coparticipable sino de lo que se le ocurre al gobierno provincial en cada mes; sin dudas es un complejo entramado que genera que la idea de independencia que propició la creación del municipio sea insostenible.
Finalmente, es prudente recordar y es un llamado de atención a los diputados de la provincia, que en la década de los 90 con un criterio electoralista –como el actual- se decidió modificar las categorizaciones de los municipios haciendo que aquellos que tengan más de 400 habitantes pasen a ser de segunda categoría como lo indica el artículo segundo de la Ley Orgánica de Municipalidades -ex 257-. Esto puede provocar una seguidilla de pedidos de creación de manera desmedida de nuevos municipios en los próximos años, arrastrando un error en materia económica para esas nuevas unidades administrativas, pero así también a los ingresos generales de la provincia.
Aunque la falta de atención de servicios públicos prioritarios, salud, educación, seguridad, etc., genera un profundo sentimiento de abandono en los vecinos de la provincia, la solución urgente pasa por garantizar el correcto funcionamiento de las instituciones y la ética en la administración pública, de modo tal que los problemas de orden institucional sean resueltos saneando el funcionamiento y no creando más Estado, ya que cada vez que oímos “más Estado” presumimos que se está gestando un nuevo negocio y como decía Richard Branson “Las oportunidades de negocio son como los colectivos, siempre viene otro más”.