Cada 18 de abril, el mundo celebra el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, una jornada de reflexión y concientización impulsada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en colaboración con la UNESCO desde 1984. Este día conmemorativo surgió como resultado de una propuesta presentada por el ICOMOS en 1982, la cual fue aprobada por la Asamblea General de la UNESCO al año siguiente.
El propósito de esta fecha es destacar la importancia de la preservación, estudio y comprensión de los numerosos monumentos y sitios alrededor del mundo, junto con su significado e historia. Cada uno de estos lugares posee una riqueza cultural que debe ser protegida y valorada, según lo establece la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Se reconoce que la desaparición, daño o deterioro de un bien cultural constituye un empobrecimiento del patrimonio de la humanidad en su conjunto, ya que estos monumentos son símbolos de memoria, valores y reflexiones que trascienden generaciones.
La preservación del patrimonio cultural requiere el compromiso y la acción de los estados de todo el mundo. La UNESCO destaca la importancia de respetar los diversos símbolos culturales como parte fundamental de la libertad de expresión y la diversidad cultural de las sociedades.
Cada año, el Día Internacional de los Monumentos y Sitios adopta una temática específica propuesta por el ICOMOS. En este año en particular, el enfoque recae en la relación entre el patrimonio y el clima. Esta iniciativa busca concienciar sobre los efectos del cambio climático en los diversos patrimonios del mundo y promover la implementación de planes y políticas de preservación para evitar su deterioro o desaparición debido a fenómenos climáticos extremos.
Al reflexionar sobre algunos monumentos emblemáticos alrededor del mundo, podemos apreciar la diversidad y la importancia cultural que representan:
El Templo de Borobudur en Indonesia, el monumento budista más grande del mundo, con sus imponentes estructuras que albergan cientos de estatuas de Buda.
Tsitsernakaberd en Armenia, un monumento erigido en memoria de las víctimas del Genocidio Armenio entre 1915 y 1922, que simboliza la resistencia y la memoria colectiva.
El Monumento a los judíos de Europa asesinados en Berlín, Alemania, diseñado como un campo inclinado con placas de hormigón que representan la tragedia y la esperanza.
El Puente de la Mujer en Buenos Aires, Argentina, una representación icónica del tango y la cultura porteña.
El Altar a la Patria en México, un mausoleo dedicado a los niños héroes que perdieron la vida en la guerra contra Estados Unidos en el siglo XIX, que evoca el sacrificio y el amor por la patria.
El Arco del Triunfo en París, Francia, un símbolo de la grandeza y la historia de la nación francesa.
El Monte Rushmore en Estados Unidos, un monumento esculpido en una montaña de granito que honra a cuatro presidentes emblemáticos de la historia estadounidense.
Estos monumentos son testimonios vivientes de la historia, la cultura y la creatividad humanas, y su preservación es fundamental para las generaciones presentes y futuras.