En la actualidad, en relación con el contexto socio-económico del país, gran parte de la población se encuentra en estado de alerta constante al sentirse bajo presión, puesto que la incertidumbre frente a ciertos factores económicos generan un gran desgaste, tanto emocional como mental.
Frente a esto, gran parte de la sociedad se ve enfrentada a preguntas que encientran escasas respuestas, como por ejemplo, ¿podré llegar a fin de mes?, ¿podré pagar mis servicios?, ¿cómo debería organizarme con los gastos familiares?, etc.
Es por ello que día a día la incertidumbre, los sentimientos de ambivalencia y la falta de motivación aumentan y repercuten en la cotidianeidad de los ciudadanos, generando desgano y estancamiento en actividades diarias, llegando al punto de creer que no hay solución alguna.
Como consecuencia de esto, el estado de ánimo y las emociones se ven cada vez más alterados, los pensamientos negativos, la inseguridad en uno mismo y la ansiedad, invaden en cierto modo a la sociedad, y de esto surgen las ganas de escapar de los problemas mencionados.
De este modo, también se ven afectados los vínculos, puesto que las reacciones hostiles son cada vez más comunes y la falta de motivación repercute de manera negativa en las diferentes relaciones sociales.
En resumen, la carencia de recursos económicos afecta de diversas maneras la calidad de vida de los ciudadanos, generando un gran impacto en su salud mental y limitando las herramientas que se necesitan para lidiar con las preocupaciones del día a día, debido a que acceder a profesionales capacitados para acompañarlos, se hace cada vez más difícil.