La provincia experimenta un vaivén entre momentos de calor intenso y repuntes de frescura gracias a la acción de un área de baja presión y perturbaciones en diferentes niveles atmosféricos. Desde la siesta hasta la media tarde, los cielos alternan entre un azul despejado y nubarrones que presagian chaparrones aislados.
Las condiciones de inestabilidad típicas del verano se hacen sentir con fuerza, desatando tormentas pasajeras y dispersas a lo largo y ancho del territorio provincial. La incertidumbre climática se extenderá hasta el fin de semana, con previsiones que indican que tanto el sábado como el domingo seguirán marcados por este patrón de tiempo variable.
En cuanto a las precipitaciones, se espera un promedio de entre 1 y 10 mm para toda la provincia, con una probabilidad que oscila entre el 10% y el 40%. Sin embargo, la posibilidad de nieblas y neblinas se mantiene baja, brindando cierta claridad a pesar de la inestabilidad atmosférica.
Los vientos, provenientes del norte y rotando hacia el sur, soplan con velocidades moderadas que van desde los 4 hasta los 13 km/h, con la eventualidad de ráfagas que podrían alcanzar entre los 15 y 40 km/h. A pesar de estos cambios, la calidad del aire se mantiene en niveles óptimos para la salud pública.
En cuanto a las temperaturas, se espera una máxima estimada de 33 °C en Posadas, aunque la sensación térmica podría elevarse hasta los 38 °C, mientras que la mínima se registraría en Bernardo de Irigoyen, alcanzando los 21 °C.