La recaudación cayó 33% entre el 1° y 19 de febrero comparado con el mismo período del mes pasado. Las cifras reflejan el desplome de las importaciones y el intenso uso de una estrategia de financiarse a través de la AFIP, que emplean muchas empresas.
En el marco del programa de reordenamiento de las variables macroeconómicas, en base a un importante ajuste fiscal, que impulsa el gobierno nacional un dato encendió las alarmas de los economistas y de los funcionarios: la monumental caída en la recaudación.
De acuerdo con la plataforma oficial Presupuesto Abierto, hubo una importante caída en los recursos tributarios en lo que va del mes. En comparación con el mismo período del mes pasado, a pesar del alto nivel de inflación, la recaudación de todos los impuestos relevantes que aportan el grueso de los recursos impositivos cayó incluso en términos nominales.
Según publicó Infobae, sólo el impuesto a los débitos y créditos, más conocido como el Impuesto al Cheque, subió nominalmente un 4%. Esto equivale a una caída real todavía difícil de precisar hasta que se conozca el nivel de inflación del mes de febrero, que se publicará en marzo.
El resto de los impuestos, desde el IVA (Impuesto al Valor Agregado) hasta el impuesto a las Ganancias y también el impuesto PAIS o los aportes patronales, bajaron incluso en términos nominales. En total, la recaudación en los primeros 19 días de febrero cayó 33% respecto al mismo período de enero.
Algunos datos recaudatorios sobresalen respecto del conjunto, por ejemplo, los ingresos por las retenciones, que se derrumbaron 65% contra el mes pasado. Es el dato que más llama la atención en el gobierno, aunque la comparación para establecer una tendencia más precisa suele basarse en la comparación interanual (febrero del 2024 contra febrero del 2023).
Sin embargo, el registro que más preocupa es el retroceso del IVA (Impuesto al Valor Agregado), un indicador claro del nivel de consumo, que se retrajo en un 40% y demuestra con claridad la suba de la inflación. Es que, a pesar del alto nivel de suba de precios, su recaudación cae.
Según los expertos consultados por Infobae, existen dos factores que pueden explicar la variación negativa de 40 puntos porcentuales en las primeras semanas de febrero. Por un lado, es un reflejo de la caída de la actividad y, particularmente, del nivel de consumo. Mediciones privadas indican esa realidad con cifras contundentes ya desde diciembre.
Por otro lado, además de la contracción económica, ese dato también indicaría un comportamiento característico de los contribuyentes, particularmente pequeñas y medianas empresas y comercios de retrasar el pago de impuestos. “Se financian con la AFIP, que típicamente es la deuda más económica en tiempos de crisis y alta inflación”, explican los expertos impositivos.
En cuanto a lo que ocurre con los ingresos del impuesto PAIS (Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria) desde la suba dispuesta por el ministro de Economía, Luis Caputo, para las importaciones, se nutre más de las operaciones de comercio exterior que de los consumos en dólares o el turismo.
De hecho, se convirtió en los últimos dos meses en uno de los impuestos de mayor peso en el total de la recaudación. Sin embargo, según los datos de la plataforma mencionada, los ingresos por este tributo retroceden 14%. Esa dinámica podría indicar no sólo un ajuste de los gastos en divisas de la población sino, esencialmente, una caída de las importaciones destinadas a la producción y también al consumo.
También el impuesto a las Ganancias, que como está sujeto a fechas de vencimiento y liquidación es preliminar, se contrajo 48% hasta lo computado el lunes pasado.
En la misma línea, los aportes y contribuciones a la seguridad social cayeron 31%, lo que también podría dar cuenta que muchas compañías optan por atrasarse en ese pago con la AFIP y destinar la liquidez a otras obligaciones, como deuda bancaria o incluso cumplir con el pago de salarios netos de los empleados.
Más allá del detalle puntual del desempeño de cada tributo y los motivos que la explican, lo cierto es que ese panorama presenta un nuevo desafío al ajuste fiscal que impulsa el Gobierno, en el que se deberá probablemente recortar los ingresos aún más ante una caída de recursos mayor a la prevista. El escenario puede tornarse dramático si se confirma que no habría una súper cosecha en este año, lo que implicaría un menor ingreso de divisas internacionales por las exportaciones.