Eduardo Pironio nació en 9 de Julio se le atribuye la cura milagrosa de un bebé, de un año y medio, Juan Manuel que, según sus padres, se curó luego de los rezos que le ofreció. Fue proclamado beato en una celebración presidida por el enviado papal, cardenal Fernando Vérgez, frente a la basílica de Luján.
La celebración fue presidida por el enviado papal, cardenal Francisco Vérgez Alzaga, quien fue secretario de Pironio desde 1975 a 1998. “Viva la Virgen de Luján, viva el cardenal Pironio, viva la Iglesia”, se escuchó entre los vítores de los fieles durante la misa sumado a distintas plegarias en nombre de Pironio.
“La Conferencia Episcopal Argentina pide al Papa Francisco que se digne inscribir en el número de los beatos al Siervo de Dios, Eduardo Francisco Pironio”, dijo el sacerdote y obispo Monseñor Oscar Vicente Ojea.
Después de la lectura de la biografía de Pironio a cargo del padre Toni Witwer SJ, quien aseguró que fue el “cardenal de los jóvenes”, comenzó el rito de la beatificación el sábado. El cardenal Vérgez leyó en latín la carta apostólica mediante la que el Papa Francisco concedió la beatificación del cardenal y estableció como fecha de su fiesta litúrgica el 4 de febrero.
“Nos, acogiendo el deseo de nuestros hermanos Angelo Donatis, vicario general para la diócesis de Roma y cardenal de la Santa Iglesia Romana; de Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján; y de los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina; así como de muchos otros hermanos en el Episcopado y de muchos fieles. Después de haber recibido el parecer del Dicasterio de las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, cardenal de la Santa Iglesia Romana, humilde pastor según el espíritu del Concilio Vaticano II, testigo de esperanza y paciencia evangélica, infatigable defensor de la causa de los hermanos más pobres, de ahora en adelante sea llamado beato”, leyó con la voz entrecortada por la emoción monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús y colaborador de Pironio en sus años en la diócesis de Mar del Plata.
Finalmente, exclamó: “¡Ha sido incluido en el Libro de los Beatos!” y, a las 11.48, se desplegó la imagen oficial de Eduardo Pironio, ya beatificado, en medio del repicar de las campanas.
Un ejemplo vivo de fidelidad
En el inicio de la homilía, el cardenal Vérgez exclamó: “¡Magnificat! ¡Magnificat! Es la palabra y la oración que hoy nace espontánea en nuestros corazones. Es la palabra que resume la vida del cardenal Eduardo Francisco Pironio. Es la palabra que se repite continuamente en su Testamento espiritual, como expresión de gratitud al Señor y a María, Nuestra Madre.
“¡Gracias, Papa Francisco, por este don de quien fue hermano, padre y maestro para todos nosotros: su palabra, su vida y ejemplo están siempre presentes en nuestros corazones!”, expresó el purpurado español, que fue por 23 años secretario de Pironio en Roma.
Tras explicar qué significa que una persona sea beatificada, el purpurado español detalló algunos de los momentos pastorales desde la juventud del nuevo beato, cuando fue llamado a seguir a Cristo para ser “un celoso ministro de la Iglesia y manifestar a todos las riquezas gloriosas de su ministerio salvífico”.
“Pironio fue un ejemplo vivo de fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al Magisterio del Papa. Huyendo de todo personalismo, comunicaba la verdad del Evangelio y la integridad de la tradición. Su vida espiritual se nutrió de la piedad eucarística, de una gran devoción mariana y de la veneración a los santos. Fue un misionero con la palabra y con el ejemplo; fue un proclamador del Evangelio con todo su ser; es más, hizo de la misión su objetivo diario”, puntualizó.
¿Quién fue Eduardo Pironio?
Eduardo Pironio nació en Nueve de Julio, provincia de Buenos Aires, el 3 diciembre de 1920. Se ordenó como sacerdote en 1943 en la ciudad de Luján. Fue rector del Seminario Metropolitano de Villa Devoto en la Arquidiócesis de Buenos Aires, fue también decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Plata y participó de las últimas sesiones del Concilio Vaticano II. También fue secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y obispo de la Diócesis de Mar del Plata desde 1972 hasta 1975.
En 1972 fue elegido Presidente del CELAM y 1975 se trasladó a Roma como Prefecto de vida consagrada y sociedades de vida apostólica durante el pontificado de Pablo VI, quien lo había elegido como su confesor. Ese traslado sucedió luego de que Pironio fuera amenazado durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón.
El 24 de mayo de 1976 fue declarado Cardenal y durante el pontificado de Juan Pablo II fue designado presidente del Pontificio Consejo para los Laicos. El Cardenal Pironio fue el cofundador de la Jornada Mundial de la Juventud y fue elector en los dos cónclaves de 1978.
Falleció en el Vaticano el 5 de febrero de 1998 a raíz de un cáncer óseo. Sus restos fueron repatriados y descansan en la Basílica de Luján.
(Fuente: AICA)