“Con el tema de la pobreza, tenemos que ser coherentes. Un ejemplo muy sencillo: el otro día hablaba con un amigo, decía que estaba con un señor de El Soberbio y estaba tomando una cerveza que valía 1.500 pesos. Y se estaba quejando porque el pasaje valía 1.500 pesos. Y con ese pasaje de colectivo tenía que hacer 50 kilómetros y de eso vive el chofer, hay que poner combustible, pero él estaba tomando una cerveza de 1500 y era caro el pasaje y no era cara su cerveza. Así que tenemos que aprender a ver las cosas y aprender a elegir qué es lo realmente importante para nuestra vida y salir hacia adelante”, reflexionó esta tarde el sacerdote Marcelo Szyszkowski de San Vicente.
En diálogo con Bryan Villalba y Alejandro Chini en “La última rosca” por Radio Up 95.5, el religioso a cargo de impartir su bendición a los oyentes, seguidores y suscriptores del medio cada mediodía abordó aspectos de la situación social y cómo la economía en crisis afecta a los sectores más vulnerables en Misiones.
Consultado sobre cómo percibe en la práctica los números de pobreza e indigencia que se conocieron esta semana a partir de la divulgación de la encuesta de la Universidad Católica Argentina (UCA), el sacerdote subrayó que “hay muchos factores que influyen y confluyen a una misma realidad. Yo creo que este sistema de solventar la pobreza no nos va a generar la posibilidad de vencer la pobreza. Voy a decir una cosa muy fea: regalar títulos, incluso títulos secundarios o de universidad, no quiere decir que nuestro pueblo está educado y está saliendo de la pobreza educativa que tenemos. De la misma manera regalar aviones es pan para hoy, hambre para mañana”.
Contundente en sus palabras. Szyszkowski añadió: “Sumado a eso, como hace rato lo viene afirmando y lo escuché al padre Beto alguna vez decir que, lastimosamente, hoy hay muchos trabajadores que trabajando en blanco son pobres. O sea, no estamos en una obra histórica, en una complejidad dramática para todo, porque aun haciendo el mayor esfuerzo posible, parece que hay políticas externas a nosotros, a la gente que quiere trabajar incluso bien, que nos siga empobreciendo. Y ahí se completa más porque no son factores solamente nacionales. Yo intuyo que son factores internacionales y mundiales también que nos afectan y que de alguna manera quieren seguir manteniéndonos en esta pobreza, te lo digo así en pocas palabras”.
Menos espíritu de solidaridad
Respecto de las respuestas que la feligresía católica asume ante la situación de extrema pobreza que vive grandes sectores de la sociedad, el sacerdote admitió que en la actualidad “Pocas, muy poca gente responde, porque la gente incluso que va a misa es poca, y es poca la gente que colabora. Antes, incluso era muchísima más la gente que llevaba cosas a Cáritas y que llevaba espontáneamente. Hoy en día, como la pobreza es tan grande, la gente hace lo que puede y se rebusca. Y tratamos de cubrir los casos de extrema emergencia. Esa es la pura verdad en la mayoría de los casos. ¿Por qué? Porque no contamos la mayoría de las Cáritas con los planes del gobierno, que están los comedores y están los merenderos, todos solventados por el gobierno y ahí tienen también el curro los punteros políticos y toda esa realidad pero nosotros no contamos con eso, por lo menos eso es lo que se busca en la iglesia; lo poco que se hace, se hace con entradas geminas y con lo que podemos dar de la generosidad y la gratuidad constante de la gente no bancados”.
Males enquistados
Szyszkowski señaló como males que afloran en estos contextos vulnerables la problemática del consumo de drogas; y asociado o no con esto, la violencia, el maltrato, el alcoholismo. “Son realidades que vienen de hace mucho, pero repercuten y se ven más exponencialmente en estos momentos. Además, se fue socavando la dignidad del trabajo y principalmente también el valor del trabajo; hoy la gente ya no quiere trabajar casi. Entonces se complejiza y al que quiere trabajar se le pide demasiadas cosas y no tienen… no tienen incluso la fuerza para seguir trabajando como que quisieran. Por más que se quiera hacer emprendimientos o lo que se quiera, voy a decir algo muy feo, pero tienen que estar muy entongados con el gobierno para poder hacer algo. Lastimosamente, esa es la pura realidad”, fue el análisis crudo que realizó el religioso.
Mensaje de fin de año
El religioso dirigió un mensaje esperanzador a la población en general: “Que no todo lo esperanzador será en lo económico y nunca fue lo económico porque te puede ir bien en la familia económicamente y materialmente poder progresar y tener éxito incluso en tu profesión y en tu carrera, pero en tu vida personal algunos eligen ponerle fin a su vida… vemos muchos famosos a los que les pasa eso. O sea, que nos vaya bien no es tanto una cuestión externa y de las realidades del momento, porque los momentos de éxito y los momentos de penuria van a venir; los momentos de debilidad y de fortaleza, las enfermedades van a venir, también los momentos de salud. Tenemos que estar preparados para todo, y nuestra esperanza, la esperanza del cristiano, no está basada simplemente en cosas materiales, está basada justamente en la fe, en lo que no se ve. Y ahí viene el gran mensaje de esperanza que tenemos que tener. Sobre las circunstancias que nos vayan a tocar a vivir, no perder la fe, no perder la esperanza, sí desde ya un mes antes, y esto, lastimosamente, en un mundo globalizado, en un mundo materialista y consumista, lo único parece que nos va a ir bien es si tenemos ahora el auto nuevo, o si tenemos el trabajo, o si podemos comprar la sidra, el pan dulce, o si podemos hacer el asado de Navidad. Hay mucha gente que está comprando la carne porque dice que la inflación o estanflación, no sé cómo se llama ahora, le va a joder y complicar la vida. Pero se olvida de la fe, se olvida de la gracia, se olvida de Jesús. Hay gente que está pensando en el asado de Navidad o de fin de año y ni siquiera va a misa. Entonces, si me preguntás a mí, la experiencia nos marca que la esperanza y la gracia de ver un año mejor no está simplemente en lo laboral y en lo material. Si bien ayuda un montón, tenemos que luchar con todas las fuerzas para erradicar la pobreza, pero tenemos que luchar para dignificar al ser humano. Tenemos que aprender a dignificar el trabajo, a dignificar la vida, a dignificar la familia, a redescubrir los valores profundos que encierra la Navidad. Jesús vino a nacer en un pesebre, no nació en una cuna de oro”.
“Si perdemos de vista al ser humano, a la persona, al varón y a la mujer, todo lo demás pierde sentido. Así que yo los animo a eso, a volver a lo central, a lo esencial, a saber que van a venir momentos muy lindos y momentos muy difíciles. Depende de cómo vos quieras resolver esa realidad. Una enfermedad puede ser un momento de prueba muy difícil de dolor y angustia o puede servir incluso para unir a la familia que está dividida. O sea, todo depende de cómo uno quiera tomarlo. Así que esto es un momento de gracia, es un momento de purificación para que podamos elegir qué camino tomar, qué es lo que realmente da valor y dignidad a la persona y que dejemos esas cosas que muchas veces nos alejan”, cerró el sacerdote.