En medio de las negociaciones por la transición, en el macrismo acusan a la vicepresidente saliente de querer la presidencia provisional de la Cámara alta, a través de las senadoras Juliana Di Tullio o la “camporista” Anabel Fernández Sagasti.
En el contexto del traspaso del poder entre el presidente saliente Alberto Fernández y el presidente electo Javier Milei, surgieron acusaciones contra la vicepresidente Cristina Kirchner, quien dejará su cargo el 10 de diciembre y pretendería colocar en la línea presidencial sucesoria, a una senadora kirchnerista,
Si bien el artículo 58º de la Constitución Nacional establece que “el Senado nombrará un presidente provisorio que lo presida en caso de ausencia del vicepresidente, o cuando éste ejerce las funciones de presidente de la Nación”, la definición es política, producto de una negociación entre la administración saliente y la entrante.
Dado que el reglamento de la Cámara Alta fija en su artículo 2º que el presidente provisional es designado por mayoría absoluta, el kirchnerismo podría imponer su criterio para elegir a un senador propio en la línea de sucesión presidencial.
El argumento que estaría esgrimiendo la vicepresidente saliente, para hacerse con el control del Senado en caso que la vicepresidente electa Victoria Villarruel no pueda presidirla se basa en que, a partir de diciembre, Unión por la Patria será el bloque más numeroso. En tanto, la actual oposición que conforman el macrismo y los “libertarios” insisten en que “la presidencia provisional debe ser el gobierno electo”.
“Los kirchneristas son capaces de cambiarle el temario del día a la vicepresidente, si tiene que ir al baño”, advierte una senadora de Juntos por el Cambio, remarcando que “son capaces de todo”.
En cuanto a quién pretende Cristina Kirchner para la presidencia provincial del Senado, según consigna LPO, sería una senadora claramente alineada con el kirchnerismo duro: podría ser la ultrakirchnerista Juliana Di Tullio o la “camporista” mendocina Anabel Fernández Sagasti.
Vale recordar que antes de la derrota en el balotaje contra Milei, el peronismo se jactaba de estar cerca de las 41 bancas en el senado, lo que les daría el quorum propio. Pero con la derrota de su candidato presidencial Sergio Massa, ya comenzaron las deserciones en Unión por la Patria y aliados. De hecho, mandatarios provinciales ya estarían en negociaciones con Milei para garantizar la gobernabilidad y facilitar la sanción de proyectos de ley a cambio de fondos para las alicaídas arcas en sus jurisdicciones.