Miguel Krawczuk accedió a hablar con Radio Up 95.5 sobre la decisión de la jueza de faltas de cerrar temporalmente la conocida panadería de la avenida Uruguay de Posadas. Y remarcó que esperan que se levante la sanción para empezar a producir, teniendo en cuenta que deberán fabricar panificados durante unas 36 horas para luego, poder abrir el local.
“Estamos esperando el levantamiento de la clausura”, confió el empresario y presidente del Centro de Industriales Panaderos, Miguel Krawczuk, propietario de la panadería Maná, recientemente clausurada por la detección de infracciones en un control bromatológico que se realizó a raíz de la venta de una torta que estaba en mal estado.
Según el empresario, pudo haber algunas falencias en el proceso de fabricación de panificados en la panadería, pero no que ameriten una clausura. En tanto, Krawczuk se quejó por la forma en que se manejó la inspección, en particular, con el inspector que impedía el ingreso de clientes poniendo de relieve que la panadería estaba clausurada.
“Aparentemente hubo un (malentendido) entre la gente (inspectores y funcionarios de la Dirección de) calidad de vida, bromatología, y la jueza de faltas. Fuimos con el abogado y estuvo un poco áspero el tema con la gente de Calidad de Vida. Vinieron acá, inspeccionaron, el local está óptimo”, recalcó Krawczuk.
Sin embargo, el empresario advirtió que por el volumen de producción que manejan, “lo que nos pasa es que tengo que producir un día y medio y después abrir local para tener mercadería. Porque todo lo que estaba elaborado, lo tuvimos que descartar”, confió Krawczuk, insistiendo en que cerca de 40 tortas ya no podrán comercializarlas.
Consultado sobre cómo opera la histórica panadería de Posadas, Krawczuk enfatizó: “Nosotros siempre nos brindamos a todas las inspecciones, nunca tuvimos este problema”.
En cuanto al detonante de la inspección, el empresario panadero admitió que pudo haber problemas con una torta, y “puede ser que el 80% sea culpa nuestra. Pero bueno, nosotros tenemos tres supervisores acá del mostrador, una persona a la mañana y una persona a la tarde que se encarga solamente de controlar las fechas de elaboración y vencimientos”, precisó.
“Lo que pasa es que justamente, la señora que compró la torta acá, trabaja en la municipalidad. Y bueno, ella llamó y se quejó. Las empleadas le dijeron que lamentaban mucho (lo ocurrido)”, contó Krawczuk, sobre lo acaecido el 1° de noviembre pasado. De acuerdo con el empresario, las empleadas ofrecieron la devolución del dinero de la torta a la inspectora, o cambiar de producto, pero ella habría señalado que esperaba que le envíen “chipitas” a su casa, pero luego, ya no contestó a las llamadas de las trabajadoras del local.
Sobre la inspección sanitaria realizada en el local ubicado sobre la avenida Uruguay, Krawczuk detalló: “encontraron algunas algunas falencias edilicias que había un piso, de 3 por 3 metros, que tenía unos como unos pocitos por el tema de las ‘zorras’ que tienen ruedas de hierro. Y en la pared, que tenía un poquito de moho porque ese sector trabaja con humedad y con calor. Eso sí es un descuido de nuestra gente”, admitió el empresario.
“Acá tenemos dos personas que empiezan a las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana. Se limpia todo, se baldea todos los días la panadería con la hidrolavadora. Nosotros compramos en comercial Fema, elementos de limpieza de primera línea”, recalcó el comerciante.
“Son cosas que pasan. Encontraron también margarinas que no estaban en su lugar, en el estante. Le dijimos que es por ‘la vorágine de la producción’. Cuando ellos (los inspectores) vienen, el personal que estaba trabajando tenía seis horas de trabajo”, se justificó el empresario.
Para Krawczuk, las falencias no ameritaban una clausura, “bajo ningún punto de vista. No sé si por la torta, (correspondía) una multa. Eso puede ser. Y me parece que vinieron de muy mala forma. Porque el inspector se paró en la puerta, le empezó a echar la gente, diciendo que ‘está clausurado’. Entonces, le dije: ‘escuchame, flaco, déjame, yo voy a poner un empleado mío, diciendo que nosotros estamos refacción’. ‘No me estés echando la gente así’”, contó el empresario, en tono crítico al operativo municipal.
“Nosotros tenemos 27 años de trayectoria. Y siempre tratamos de hacer lo mejor”, subrayó Krawczuk.
En tanto, el comerciante enfatizó que este lunes dialogaron con las funcionarias de Calidad de Vida, entre ellas, la Dra. Lilian Tartaglino (secretaria de salud, medioambiente, y desarrollo humano). “Hubo bastantes rispideces, pero llegamos a un acuerdo, nos entendimos. Por ahí hubo un malentendido entre la gente de calidad de vida, de bromatología y la jueza, pero ya pasó”, sostuvo el comerciante.
“Ya vino la inspección, controló todo. Estamos esperando que la jueza nos levante la clausura, pero tenemos que producir como un día y medio antes de abrirle el local porque nosotros tenemos que producir muchísimo para atender la mercadería dentro del local para poder abrir. Así que, calculo que, en más o menos un día y medio o dos vamos a estar atendiendo”, anticipó.
Por último, Krawczuk consideró que todo lo ocurrió fue “algo de muy mal gusto, un trago que no fue fácil de sobrellevar. Los inspectores venían y eran prepotentes. Pero esto ya pasó. Así que ahora vamos a estar al pie del cañón nuevamente”, concluyó.
Sobre el mismo tema podés leer: Clausura de panadería en Posadas | inspectora denunció hostigamiento del abogado y la esposa del dueño