La Argentina se encuentra en un proceso de discusión interna con base quizás en las elecciones que se aproximan, en las dificultades económicas o simplemente por concurrir en la contradicción de partidos políticos la base del relato transversal ejecutado hace dos décadas.
Solemos oír en los pasillos de un café, en las escuelas o en el trabajo que no tenemos futuro, que somos un país inviable y un espíritu autodestructivo se apodera de nosotros que nos hace buscar complicidades para convencernos de que no hay alternativa y que navegamos en un mar con un capitán que dispone de una brújula como la utilizada por el capitán Sparrow en la saga cinematográfica Capitanes del Caribe, esta vez sin destino cierto.
Sin embargo, las esperanzas vuelven y deben retomar un cauce situado en la potencialidad de nuestro pueblo. Y en las segundas oportunidades que surgen de la institucionalidad y no de los líderes hipotecadores de la realidad. En las noticias de la última semana que llegan de tierras orientales somos invitados a pensar en la fábula del león y el ratón:
Había una vez un ratón que caminaba, sin saberlo, sobre el lomo de un león, cuando de pronto, una garra atrapó al ratón, con la intención de comérselo. “No me coma, por favor —exclamó el ratón—, le prometo que si alguna vez está en apuros, ¡yo lo ayudaré!”
El león, mofándose del diminuto animal, se preguntó, “¿Cómo podrá ayudarme alguien tan pequeño?”, y lo dejó marchar por esta vez. Días más tarde, el ratón escuchó unos rugidos cerca de su madriguera. Era el león, que había quedado atrapado en una gran red. Entonces el ratón comenzó a roer la red, hasta hacer un agujero del tamaño del león. Y desde entonces, el pequeño ratón y el enorme león fueron amigos inseparables.
Esta singular fábula nos propone pensarnos como país y encontrarnos “necesarios” para el mundo nuevamente; en consecuencia, a razón de las noticias mencionadas párrafos atrás hacíamos referencia a la colaboración que realiza la República China mediante un sistema denominado “SWAP”, un acuerdo de intercambio financiero en el que una de las partes se compromete a pagar con una cierta periodicidad una serie de flujos monetarios a cambio de recibir otra serie de flujos de la otra parte.
De esta manera vemos en un sentido una alternativa a la asfixiante situación en la que nos ubica el FMI y al menos de este modo sentir que el respirador está funcionado; al tiempo que en otro sentido percibimos a una parte de la argentina que triunfa en el extranjero de manera individual, llevándose sus conocimientos, los que bien podría haberlos utilizados en su terruño, dejando de lado las individualidades y funcionando como colectivo.
Finalmente, Esopo en la proyección de la amistad entre el león y el ratón nos demuestra que Hasta los más grandes necesitan de los pequeños. Lo que determina lo importante de valorar a todos, sin importar su aspecto o las apariencias; quizás creemos que somos el león atrapado en la red que recibe la ayuda de un pequeño como China a nivel global, o desde mi punto de vista, podemos ser el ratón que libera al félido al planeta con quien construir una amistad sólida y nos permita salir del auto boicot de café.