Las puertas de un nuevo proceso electoral están abiertas, y en este desafío puesto a disposición del escarnio mediático se deberían encontrar los representantes de las mayorías electorales convertidas en continuidad y alternativa según la descripción creada por algunos dirigentes y sostenida por algunos medios de comunicación.
Joseph Goebbels hace casi 100 años decía, “Miente, miente, miente que algo quedará; cuanto más grande sea la mentira, más gente la creerá». Con esta frase pretendía cautivar la confianza del pueblo alemán. La mentira, como método de construcción social es una alternativa que ha trascendido fronteras geográficas, políticas e ideológicas. Supo ser justificada por muchos mandatarios, incluso en la errónea interpretación de “El Príncipe” de Maquiavelo se pretende encontrar esta interpretación.
En este contexto, situado temporal y geográficamente, tanto la mentira como el relato son sinónimos. Aunque no se logre consolidar lo uno, siempre existirá lo otro y desde ese paradigma, las fuerzas políticas construyen determinadas “verdades” para explicar sus gobiernos o sus fundamentos electorales. Corresponde adjudicar también responsabilidad política a aquellos partidos creados en el marco de procesos históricos como lo han sido el Partido Autónomo Nacional, la Unión Cívica Radical, el Justicialismo o la Unión del Centro Democrático, entre otros; fuerzas políticas que consolidaron su representatividad basada en posturas auténticas que explicaban los sucesos enmarcando corrientes de pensamiento ajustadas a las normas del país y no oportunistas como las novedosas fuerzas políticas con se reprodujeron (y desaparecieron) con posterioridad.
Retomando las palabras del jefe de la propaganda nazi, nos someteremos a la interpretación de la agitada semana que vivimos en el país y cuál fue el rol de los medios de comunicación que desde hace unos 25 años se volcaron casi por completo a tomar parte de lo que ocurre en la vida política del país. Con algunas mesuradas miradas, en la actualidad los medios de comunicación tomaron a los gobiernos como foco de atención, pero también como mecanismo de “$upervivencia”.
Lo normal sería que ante los resultados electorales las fuerzas políticas emitan sus opiniones y desde allí comiencen a recorrer las calles en busca de conquistar los votos que faltan y con ello la escena quedaría limitada a las fuerzas vencedoras. Sin embargo, a una semana de las elecciones le dedicaron el mayor análisis a las opiniones del frente electoral que finalizó tercero en lugar de mencionar a los finalistas. Aquí comenzamos a identificar la reconstrucción de un ególatra que no supo comprender que es un funcionario que no se encuentra más en funciones; es por ello que ante esta debilidad, la prensa fortalece su intervención en la opinión pública subestimando al electorado, promoviendo modelos de liderazgos vencidos, pero que sí le han provisto de “$upervivencia”.
Lo que parecería ser un tablero de ajedrez se convirtió en un Pac-Man de bajo costo y de notable endeudamiento, mientras que lo que vino a romper todo proponiendo una alternativa de “cambio” parece ser un capítulo de las crónicas de Frankenstein.
Entre ambas posiciones continúa la incertidumbre electoral, que ya es patrimonio de las personas que encuentran en el enfrentamiento la forma de afrontar sus temores, buscando de esta forma reconocer en el otro un aliado o un enemigo. Cual batalla naval, vemos que independientemente del lugar hacia donde vaya el disparo, no acertaremos en el blanco.
El tercer actor que se presenta al menos en esta escena no se deja ver, pero sí cuenta con un poder que no se consolida en las urnas ni en la cuenta bancaria de un banco, sino en la opinión pública. Este actor, quien supo presentarse hace varias elecciones atrás, vuelve a la escena; el titiritero. Hoy se presenta con la misma fuerza y las mismas razones que hace unos años, viene a cobrar los favores otorgados. Aunque los actores puedan sutilmente cambiar, el que maneja los hilos sigue siendo el mismo, solamente resta conocer si las víctimas serán sometidas puestas en la mirada de la justicia como CFK los últimos 8 años o será el comienzo de una nueva etapa.