El SIBO, cuyas siglas en inglés significan «Small Intestinal Bacterial Overgrowth» (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), provoca síntomas molestos como hinchazón, dispepsia, gases y otros problemas digestivos. Para confirmar o descartar este diagnóstico, los gastroenterólogos están llevando a cabo hasta 15 pruebas semanales de aire espirado con medición de hidrógeno y metano.
En los últimos meses, aumentó significativamente el número de personas que consultan a gastroenterólogos en Argentina debido a síntomas relacionados con el SIBO, o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Este fenómeno se vio impulsado por la revelación de varios famosos de la farándula argentina que fueron diagnosticados con esta afección gastrointestinal.
La médica Guadalupe Luzuriaga, gastroenteróloga del Instituto Higía, explicó que este estudio es un procedimiento sencillo, no invasivo y ambulatorio que se realiza en el consultorio. Consiste en medir la producción de hidrógeno en respuesta a la ingesta de un líquido, tomando mediciones sucesivas de la concentración de hidrógeno durante al menos dos horas. El paciente debe soplar en una boquilla cada quince minutos.
Según Luzuriaga, aunque el SIBO es una patología conocida desde hace muchos años, su visibilidad en las redes sociales llevó a que más personas sospechen que sus síntomas podrían estar relacionados con esta condición. Esto resultó en un aumento en las consultas médicas para confirmar o descartar el diagnóstico.
Los alimentos que más trastornos digestivos producen y que podrían estar relacionados con el SIBO incluyen el trigo y sus derivados lácteos, así como otros alimentos que tienden a fermentar en el intestino, como la cebolla, el ajo, las legumbres y los lácteos.
Desde el Servicio de Nutrición del Hospital Madariaga, la licenciada Gabriela Lovello destacó que seis de cada diez consultas son por patologías gastrointestinales, incluido el SIBO. Lovello subrayó la importancia de entender que el SIBO es una alteración de la microbiota intestinal, que es el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino.
Los síntomas principales del SIBO incluyen exceso de gases, distensión abdominal, dolor abdominal, náuseas, dispepsia o indigestión, y en algunos casos, diarrea o estreñimiento.
En cuanto al tratamiento, existen varias opciones. Los gastroenterólogos pueden prescribir antibióticos en algunos casos, mientras que los nutricionistas pueden recomendar cambios en la alimentación. Estos cambios dietéticos suelen constar de tres etapas: una fase restrictiva inicial, seguida de una fase de reintroducción de alimentos para identificar los desencadenantes de los síntomas y finalmente una fase personalizada adaptada a la alimentación habitual de cada paciente.
La nutricionista Anabel Cornier Terrazas enfatizó que el SIBO, si persiste en el tiempo, puede tener efectos más allá de los síntomas digestivos, ya que la inflamación constante del intestino puede interferir en la absorción de nutrientes y afectar la inmunidad. Por lo tanto, es crucial no autodiagnosticarse basándose en información en línea y buscar la ayuda de profesionales de la salud.
(Fuente: El Territorio)