A tan solo 30 kilómetros de Roma, la ciudad de Tivoli vivió una jornada marcada por la emoción, la oración y la cercanía del Sucesor de Pedro. Más de 1200 personas participaron este domingo 20 de julio de 2025 de la Misa presidida por el Papa León XIV en la Catedral de San Lorenzo Mártir, en una celebración que combinó tradición, espontaneidad y un mensaje profundo de esperanza.
“Dios siempre nos busca, incluso cuando nosotros no lo buscamos a Él”, expresó el Pontífice en su homilía, centrada en el Evangelio de Mateo (5, 23-24), que exhorta a reconciliarse con el hermano antes de presentar la ofrenda ante el altar. A partir de ese pasaje, León XIV habló sobre el perdón como camino hacia la paz interior, algo que “nuestra sociedad, marcada por tensiones, divisiones y heridas abiertas, necesita con urgencia”.
El Papa camina entre la gente
Antes de la celebración, el Santo Padre recorrió a pie el trayecto desde la Piazza del Duomo hasta el ingreso de la catedral, saludando con calidez a familias, jóvenes, religiosos y peregrinos que aguardaban con alegría su llegada. Al igual que en Albano, León XIV se detuvo especialmente con ancianos y personas enfermas, bendiciéndolos y dedicándoles palabras de consuelo.
Recibido por las autoridades locales y por el obispo de la diócesis, monseñor Mauro Parmeggiani, el Papa fue obsequiado con una estola bordada por artesanos de la región y un libro con testimonios de víctimas de violencia intrafamiliar que hoy colaboran en programas diocesanos de reconciliación.
“Estos gestos son el verdadero rostro de la Iglesia: una comunidad que se hace cargo de las heridas del prójimo”, dijo el Papa al agradecer los presentes, que calificó como “signos del amor concreto que transforma vidas”.

Reconciliación: no solo un rito, sino una decisión
Durante la homilía, León XIV recordó que el perdón no es una emoción momentánea, sino una elección sostenida en el tiempo: “Perdonar no es olvidar lo que pasó, sino decidir no dejarse dominar por el rencor”. También invitó a los fieles a reflexionar sobre la necesidad de reconciliarse consigo mismos, especialmente “cuando cargamos con culpas no sanadas o exigencias demasiado severas”.
“El perdón nos libera, no solo al otro. Nos devuelve la alegría, la liviandad, el coraje de volver a empezar. Por eso es central en el Evangelio, por eso es central en nuestra vida cristiana”, enfatizó.
En la parte final de su mensaje, el Papa alentó a los presentes —y a quienes seguían la Misa desde la explanada frente a la catedral— a aprovechar el verano europeo como un tiempo para sanar vínculos, reencontrarse con la familia, visitar a un ser querido o pedir perdón a quien se ha lastimado.
“Las vacaciones no deben ser solo descanso del cuerpo, sino también oportunidad para pacificar el corazón”, afirmó, añadiendo que “la belleza de los lugares que visitamos no puede compararse con la belleza de una conciencia en paz”.
La celebración concluyó con un canto mariano interpretado por el coro diocesano juvenil y una emotiva bendición papal. Luego, León XIV saludó personalmente a varios niños, posó para algunas fotos espontáneas con familias locales y se retiró rumbo a Castel Gandolfo, donde continúa su período de descanso estival.
Por primera vez, el Papa León XIV presenta su intención de oración mensual: “Para que cada uno de nosotros encuentre consolación en la relación personal con Jesús y aprenda de su corazón la compasión por el mundo”.r
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