Nuestro país se ha caracterizado a lo largo de la historia por ser neutral y bastante ajeno a buscar conflictos fuera de los límites de la frontera, ya que nos hemos concentrado durante muchos años en buscar enemigos internos.
Sin embargo, el peronismo como eje de su doctrina, se ha alineado cada vez que se ha encontrado al frente del poder con países ideológicamente alineados tales como a Venezuela, Cuba, China y Brasil cuando ha gobernado el Lulismo.
Lo llamativo es que, durante estos últimos cuatro años de gobierno, la gestión de Alberto Fernandez no ha perdido oportunidad de pelearse con cuanto país ha podido, dejando a la Argentina en una situación geopolítica casi aislada en cuanto a aliados estratégicos. Desde el famoso discurso que los brasileros “han salido de la selva y los argentinos llegamos en los barcos”, hasta el reciente conflicto iniciado con Paraguay por la Hidrovía.
Esta última situación que se inició con la promesa de Sergio Massa en la asunción del recién llegado al poder Presidente Santiago Peña, oportunidad en la que la Argentina se comprometía a levantar el peaje que se cobra a los buques paraguayos por el tránsito en la Hidrovía Paraná-Paraguay, promesa que no solo no se cumplió, sino que de este lado de la frontera endurecieron los controles y retuvieron varias barcazas paraguayas hasta tanto se efectivizara el pago de estos aranceles (entiéndase “peajes”).
El conflicto se encuentra en una situación sin precedentes y por demás crítica. Paraguay ha realizado una jugada política que afecta de lleno a la situación energética de nuestro país, ya que ha decidido reclamar el 100% del suministro de energía que le corresponde por Yacyretá, porcentaje que en épocas de buenas relaciones podíamos comprarles a precios muchos más bajos que aquellos que pueden conseguirse en el mercado internacional, por lo que ahora ese faltante deberá ser importado al país a un precio mucho mayor.
Además, Paraguay ha iniciado el procedimiento de resolución de conflictos ante el Mercosur, donde el tribunal actuará como árbitro ante el presunto incumplimiento de la Argentina, hecho que activa el Tratado de Asunción que rige las relaciones entre los países miembros del MERCOSUR.
Nuestro país cuenta con todas las de perder, ya que Bolivia, Brasil y Uruguay se han posicionado de manera favorable al reclamo del estado paraguayo, por lo que una vez más nos encontramos aislados de socios regionales con los cuales poder contar o recibir algún apoyo.
Hoy quizás no se sientan los efectos de esta ruptura en las relaciones, pero podrían venir fuertes sanciones económicas y peor aún, cuando inicie el verano y la demanda energética sea aún mayor, será un gran desafío ver de dónde obtenemos la energía que Paraguay nos proveía. Esta gestión finaliza el 10 de diciembre, pero sin dudas los efectos de las malas relaciones y la ruptura de acuerdos internacionales que impulsen al crecimiento y al fortalecimiento regional, nos pasarán factura aún mucho tiempo después.