Son insectos que tienen una saliva tóxica que paraliza a sus presas, aunque no representan un peligro para los humanos. Eminentemente acuáticos, buscan la luz y aunque su presencia se relaciona más con la primavera y el verano, la falta de heladas pudo haber influido para su aparición temprana en la región.
Precisamente, son predadoras que se alimentan de todo tipo de organismos que puedan atrapar como ranas, caracoles, renacuajos o peces. Aunque su saliva tóxica paraliza a sus presas no representa ni un peligro para los seres humanos y como todo ser vivo, cumple un rol fundamental dentro del ecosistema en el que vive.
“Son predadores acuáticos que en verano suelen caer al agua porque son atraídos por las luces y la gente intenta atraparlos con las manos. No son agresivos y es muy raro que se produzca un accidente. Son dolorosos cuando pican, pero no mortales”, indicó el encargado del programa de estudio Animales Venenosos del Ministerio de Salud Pública, Roberto Stetson.
“Cuando se seca su charo o hay una sobredensidad poblacional donde están, pueden volar a buscar otro charco, río, arroyo o laguna que le sirva de ecosistema adecuado para seguir su vida”, explicó Stetson.
A su vez, consideró que es inusual que estos insectos aparezcan en las ciudades debido a que “hacen todo en el agua”.
“En 45 años de investigación es la primera vez que veo tanta cantidad, pero no es de extrañarse porque está ocurriendo con otros muchos organismos debido a que no hay más inviernos. Las heladas crudas eran controladores naturales de lo que llamamos plaga. Si bien su temporada de reproducción es en primavera-verano, para ellos es lo mismo y van a aparecer con mucha más frecuencia”, advirtió.
Asimismo agregó que se reproducen en los charcos de agua, ríos, lagunas, arroyos, zanjas, y lo que es más propicio son las temperaturas ambiente. “Estamos viviendo una eterna primavera, así que se reproducen todo el tiempo. Que aparezcan en los domicilios es casual porque van buscando nuevos sitios y son atraídos por las luces de los faroles”, sostuvo.
Sin embargo, remarcó que “son animales inofensivos y cumplen un rol importante como predador y controlador de otros organismos en el medio ambiente”. Pese a esto, la sugerencia es evitar el contacto directo con el insecto. “Si hay perros, hay que tratar de retirarlos con una palita. En los domicilios quedan patas para arriba y no se pueden dar vuelta para extender sus alas”, señaló el profesional.
Por último, añadió que la cucaracha de agua tiene un pico curvo y un primer par de patas en forma de pinzas, por eso se le llama escorpión de agua. Hay dos especies, una es más pequeña y también están las más grandes que pueden llegar hasta los doce centímetros.
A raíz de estas apariciones, redes sociales se inundaron de reportes y fotografías de estos insectos, asociados a la alta humedad y frecuentemente mal interpretados por su nombre.
Especialistas explicaron que “en épocas de lluvias intensas, es común que migren en busca de nuevos hábitats. Las luces urbanas suelen ser un imán para ellos, como ocurre con muchos otros insectos nocturnos”, indicaron.
La humedad y los insectos
Aparte de la aparición de cucarachas de agua, veterinarios indicaron que debido a la humedad aumentó la compra de venenos para caracoles, babosas, entre otros. En este sentido, la especialista en clínica médica de animales de compañía Lorena Techeira dijo que “la gente busca siempre lo más económico, algo que sirva para todo. Hay personas que no tienen animales, pero sí notaron gran cantidad de babosas y caracoles en sus casas, entonces vienen a buscar ese producto en particular”.
Asimismo, explicó que no es época de que haya garrapatas u otros insectos ahora debido a los cambios de temperaturas y humedad. “Es impresionante la cantidad de garrapatas que está habiendo sumado a la leishmaniasis que tenemos acá. Estas enfermedades tropicales llegaron para quedarse. Lo que hay que hacer es pruebas, investigar y sobre todo tener cuidado porque algunos venenos para insectos son dañinos para las mascotas”, concluyó.
(Fuente: El Territorio)