En Argentina, el hábito de guardar dinero en casa no es una novedad. Desde hace décadas, los ciudadanos han recurrido a métodos caseros para proteger sus ahorros: latas de galletitas, dobles fondos, medias, libros e incluso cajas fuertes domésticas.
Sin embargo, este fenómeno parece haber cobrado una nueva dimensión bajo la gestión de Javier Milei, reflejando un alto índice de desconfianza en el sistema financiero y en las instituciones gubernamentales.
Una reciente encuesta de la consultora Opinión Lab, realizada a principios de año, revela que la inseguridad ha pasado a ser la principal preocupación de los argentinos, desplazando a la crisis económica y la pérdida de empleo.
Esta tendencia marca un cambio significativo en la percepción social, ya que históricamente la inflación, los bajos salarios, la pobreza y la corrupción han dominado las preocupaciones ciudadanas.
El creciente temor a los robos y la violencia ha llevado a muchos argentinos a optar por el efectivo como refugio financiero, en lugar de confiar en los bancos o en inversiones más tradicionales.
Esta conducta responde tanto a la incertidumbre económica como a la sensación de vulnerabilidad frente a la delincuencia.
Si bien el gobierno de Milei ha impulsado reformas con el objetivo de estabilizar la economía y fortalecer el sistema financiero, la población aún no percibe señales claras de confianza.
La dolarización de facto sigue presente en los hogares, y el miedo a una posible crisis bancaria refuerza la costumbre de esconder billetes en los lugares más insólitos.
El desafío del actual gobierno no solo radica en mejorar la economía, sino también en generar confianza en la ciudadanía para que abandone la necesidad de recurrir a estos métodos de resguardo.
Sin un cambio en la percepción de seguridad y estabilidad, los dólares seguirán en los colchones, reflejando un país donde la desconfianza sigue siendo moneda corriente.
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Fuente: (Noticias Argentinas)