El Gobierno nacional, con su objetivo de reducir el peso impositivo y mejorar la eficiencia tributaria, impulsó diversas iniciativas para simplificar el esquema fiscal.
Entre ellas, destaca el proyecto del “Súper IVA”, impulsado por Osvaldo Giordano, exdirector de ANSES y actual presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea.
Este esquema propone la unificación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el impuesto provincial sobre Ingresos Brutos y las tasas municipales en un solo gravamen, buscando reducir la superposición de tributos sobre el mismo hecho imponible.
Sin embargo, su implementación enfrenta enormes desafíos tanto en el ámbito económico como en el político.
Una Necesidad de Reforma ante un Esquema Impositivo Distorsivo
El sistema tributario argentino es ampliamente considerado ineficiente, con una carga fiscal elevada y una alta complejidad administrativa. La solapación de impuestos entre los distintos niveles de gobierno genera distorsiones en la economía y desincentiva la inversión productiva.
Ingresos Brutos, en particular, es un tributo plurifásico en cascada que encarece los bienes y servicios en cada etapa de producción, aumentando el costo final para el consumidor.
La unificación de estos tributos en un único impuesto podría reducir la burocracia y simplificar la fiscalidad.
En términos teóricos, al eliminar los costos administrativos de tres niveles impositivos, podría mejorar la transparencia y reducir la evasión. Brasil, por ejemplo, está avanzando en una reforma similar, donde su equivalente del IVA absorberá tributos locales y provinciales.
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Las Barreras Políticas y Económicas de la Implementación
A pesar de sus posibles beneficios, la viabilidad del “Súper IVA” es incierta. Para concretarse, requeriría un acuerdo entre el Gobierno nacional, las provincias y los municipios, un proceso político altamente complejo.
Esto implicaría una modificación en la ley de coparticipación federal, que establece cómo se distribuye la recaudación impositiva entre las provincias, y cualquier cambio en este esquema necesita la aprobación unánime de las legislaturas provinciales.
Los gobernadores dependen en gran medida de Ingresos Brutos, ya que representa una de las principales fuentes de financiamiento provincial. Reemplazar este impuesto sin un esquema de compensación claro podría generar resistencias por parte de las provincias, que verían comprometida su autonomía fiscal.
Otra problemática central es la administración de la recaudación. Si bien la propuesta sugiere que el fisco nacional se encargue de la recolección y posterior distribución de los fondos, esto podría generar desconfianza en los gobiernos provinciales y municipales, que perderían control directo sobre sus ingresos.
Impacto en la Recaudación y en la Economía Real
En 2024, el IVA representó el 32,8% de la recaudación total de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), con una variación interanual del 190,9%. Esto evidencia su peso dentro del esquema tributario. La unificación del IVA con otros impuestos podría alterar significativamente los niveles de recaudación, y cualquier desajuste podría generar déficits en los ingresos fiscales de las provincias y municipios.
Además, la transición hacia un esquema de “Súper IVA” podría traer complicaciones para las empresas y los consumidores. En primer lugar, sería necesario modificar los códigos fiscales y los sistemas contables de miles de contribuyentes, un proceso costoso y de difícil implementación en el corto plazo. Por otro lado, sin un esquema adecuado de devolución o compensación de créditos fiscales, el nuevo tributo podría trasladarse directamente a los precios, generando presiones inflacionarias.
Conclusión: Un Proyecto Viable en el Papel, pero de Difícil Aplicación
El “Súper IVA” es una idea que, en términos técnicos, podría mejorar la eficiencia del sistema tributario argentino. No obstante, su implementación enfrenta múltiples desafíos políticos y económicos.
Las provincias y municipios no aceptarán fácilmente una reforma que limite su autonomía fiscal, y la discusión sobre la coparticipación es un obstáculo mayúsculo. Además, la transición a este esquema podría generar incertidumbre en la recaudación y en el impacto sobre los precios.
Si bien en la teoría un esquema unificado podría reducir la carga burocrática y mejorar la transparencia, en la práctica se necesitaría un consenso político muy amplio y una implementación escalonada para evitar desequilibrios fiscales y económicos. Por ahora, el “Súper IVA” sigue siendo una propuesta ambiciosa, pero de concreción incierta en el corto plazo.