La crisis yerbatera en Misiones puso nuevamente en el centro del debate el impacto de la desregulación del mercado y el rol del Estado en la fijación de precios.
En este sentido, el Dr. Lisandro Rodríguez, investigador del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Misiones, dialogó con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 y afirmó que “la desregulación actual en el mercado yerbatero es mucho más acelerada de la que se vivió en la década de los 90”.
Rodríguez sostuvo en su análisis que existen diferencias sustanciales entre ambos períodos, aunque el resultado para los productores es similar o incluso peor. “En la década de 1990 se suprime la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) y al mismo tiempo se elimina el mercado consignatario de la yerba mate. Hoy, en cambio, el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) sigue activo, pero con una función mucho más limitada”, explicó. En este contexto, los pequeños productores se ven sometidos a las reglas de un mercado dominado por grandes industrias.
Uno de los datos más alarmantes es la brecha entre el precio que reciben los productores y el precio final de la yerba en las góndolas. En esta línea, Rodríguez brindó cifras contundentes: “En diciembre del 2023, el precio del kilo de hoja verde se pagaba 210 pesos, mientras que el precio en góndola era de 2.794,38 pesos, una diferencia de 13,3 veces más a favor de la gran industria”. Sin embargo, el panorama actual es aún más desalentador.
“Hoy el productor recibe 180 pesos por kilo de hoja verde, mientras que en el supermercado el precio por kilo es de 4.692 pesos. Es decir, la brecha pasó de 13 a 26 veces más en favor de la industria”, advirtió.
Ante este panorama, Rodríguez cuestionó la falta de regulación estatal y la imposibilidad de los pequeños productores de negociar en igualdad de condiciones. “El productor está más protegido cuando hay un ente que lo regula, que cuando está librado a la libre oferta y demanda”, afirmó. En este sentido, sostuvo que la solución debe venir de la mano de “una fijación del precio de la materia prima por ley, o mediante un instituto que lo regule”.
Las cooperativas, una solución insuficiente
Algunos sectores señalan que una mayor organización de los productores en cooperativas podría haber cambiado el panorama. Sin embargo, Rodríguez desmitificó esta idea: “El productor misionero tiene vasta experiencia en cooperativas. La primera se creó en 1926 y muchas siguen funcionando. Sin embargo, es muy difícil que las pequeñas cooperativas compitan con los grandes molinos”.
En tanto, el investigador explicó que el problema central es la comercialización: “Existen más de 200 marcas de yerba en Argentina, pero si pedimos que nombren marcas elaboradas por cooperativas, aparecerán primero las de corte empresarial y muy difícilmente aquellas del interior profundo de Misiones”. Esto, según Rodríguez, se debe a que las pequeñas cooperativas no pueden acceder a grandes mercados.
Además, muchos pequeños productores terminan subsidiando indirectamente a los grandes molinos. “Es imposible que una pequeña cooperativa, como la de Jardín América, pueda competir con Molinos Río de la Plata. De hecho, esta cooperativa ha subsidiado con materia prima a molinos más grandes”, afirmó.
En el pasado, se intentó crear una marca colectiva para las cooperativas, promovida por la Federación de Cooperativas. Sin embargo, según Rodríguez, “eso no tuvo tanto éxito”. En la actualidad, hay otro intento con el Consorcio Esperanza Yerbatera, que busca nuclear a cooperativas más pequeñas, pero el desafío sigue siendo enorme.
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Sin regulación, el futuro es incierto
Las protestas de los yerbateros fueron en escalada en los últimos meses debido a la falta de respuestas concretas por parte del Estado. A nivel nacional y provincial, aún no se implementaron soluciones, lo que genera una gran incertidumbre entre los productores.
“Es muy difícil que un pequeño productor o sus organizaciones puedan negociar con la gran industria. Si el molinero paga 180 pesos y está bien con eso, ¿por qué va a pagar más? Solo si se establece por ley se puede cambiar esta situación”, explicó Rodríguez.
El investigador también resaltó que la producción de yerba mate históricamente estuvo regulada. “Cuando se eliminó la CRYM en los 90, todos recordamos el famoso tractorazo en Misiones. Esa protesta llevó a la creación del INYM, que ahora perdió fuerza en su rol de fijador de precios”.
Hoy, muchos productores advierten que, sin una intervención urgente, podrían verse obligados a vender sus chacras y abandonar la actividad. Rodríguez señaló que, si bien esto ocurrió en los 90, los productores misioneros demostraron una gran capacidad de resistencia. “Misiones tiene el mayor índice de pequeños productores en Argentina. Persisten porque desarrollaron diversas estrategias, como el cooperativismo o la diversificación productiva”, dijo.
No obstante, el investigador advirtió que el contexto actual es más complejo. “El último precio que percibieron los productores es de 180 pesos por kilo de hoja verde, pero el kilo de yerba molida en góndola cuesta 4.692 pesos. Si multiplicamos 180 por los tres kilos de hoja verde necesarios para producir un kilo de yerba, el resultado es 600 pesos. Aunque hay costos adicionales como transporte y empaquetado, la diferencia entre 600 y 4.000 sigue siendo enorme”, completó.
Te dejamos la entrevista completa: