Señora, señor, volvió la columna que tanto han extrañado (permítanme pensar que si por favor). Otro que volvió con todo es el presidente Donald Trump, sediento de venganza, como bien lo advertí en la primera columna del 2024, véase “Reciclando viejos eslóganes en la campaña a la presidencia en EE. UU”. Así que, si alguno de ustedes pensaba que íbamos a arrancar tranquilos, estaban equivocados.
El 20 de enero comenzó el segundo mandato del presidente Trump, y ya en su primer día supo dar indicios del rumbo que tomará este segundo mandato. En primer lugar, supo formar un núcleo de poder notablemente más poderoso, rodeado de personajes como Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, entre otros. Quiérase o no, estas personas son los intelectuales de la nueva era, y como dato no menor, acumulan una capacidad monetaria monstruosa que en su momento permitió que el camino a la presidencia de Donald Trump sea mucho mas llevadero.
El primero de los mencionados, Elon Musk, podríamos decir que es la mano derecha del presidente Trump, un personaje que no le escapa a la polémica, al contrario, siempre va por más, y además como si no le era suficiente con Trump, también es muy cercano al presidente Milei, con el cual tiene una afinidad muy particular, y coinciden en numerosos puntos de vista.
Además, esta vez, Donald Trump no iba a permitir que alguien mucho más inteligente y capaz ocupe la vicepresidencia, entonces eligió a un lacayo como compañero de fórmula, y quien mejor que James David Vance, mejor conocido como J.D Vance, un senador conservador cuyo único interés es cumplir con la función de muñequito “funko pop” y asentir a todos los caprichos del flamante presidente.
Desde la asunción, la administración se ha enfocado en tres cuestiones; los inmigrantes ilegales, las políticas de género y la política internacional. La primera cuestión, relacionada a la inmigración, según datos oficiales, mas de 5000 personas han sido expulsadas del país del norte, hasta la fecha. Y con respecto a la segunda cuestión, hace solamente unos días, el presidente Trump firmaba el decreto que prohíbe a personas trans ser parte de las fuerzas armadas, además de todos los organismos públicos relacionados a las políticas de género que han sido dados de baja. El encargado e ideólogo de estas medidas es nada mas y nada menos que Elon Musk, nombrado por el presidente para que lidere el flamante Departamento de eficiencia. Una cosa difícil de entender de los gobiernos conservadores es que su campaña electoral se sostiene en la reducción del gasto público, sin embargo, una vez que llegan al poder crean este tipo de departamentos. O será que la letra chica de la campaña consiste en crear los departamentos de su gusto, para reemplazar a aquellos que no condicen con su ideología, nunca lo sabremos.
Párrafo aparte para la política internacional. Durante las ultimas semanas, el presidente Trump ha tenido un sinfín de idas y vueltas con su par ucraniano Volodimir Zelensky. Es de común conocimiento la admiración y la simpatía que Trump siente por Vladimir Putin, presidente “eterno” de Rusia, esto llevó a que la postura estadounidense sobre el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania haya dado un giro de 180 grados y puso al país del norte en sintonía con el Kremlin, dejando a Ucrania en una posición de alta vulnerabilidad. Como siempre sucede en la política internacional, toda decisión tiene un efecto colateral, está sintonía rusa-estadounidense ha llevado a la Unión Europea a cerrar filas y comprender de una vez que necesitan un bloque con la capacidad suficiente para que Putin piense dos veces antes de seguir adelante con su política imperialista y expansionista.
En las ultimas horas, los lideres europeos se han pronunciado a favor de Ucrania, y al parecer las antiguas alianzas que en su momento hicieron temblar a los enemigos del viejo continente, están en plan de resurgir. La gota que derramó el vaso fue la reunión llevada a cabo en la Casa Blanca, que tuvo como actores principales a Trump y a Zelensky, además del lacayo devenido a vicepresidente, J.D Vance. Todo indicaba que el mundo volvía a ser lo que era, con Estados Unidos respaldando a Ucrania y del lado de la Unión Europea, pero como bien les dije a ustedes, Trump volvió con sed de venganza, y no se iba a olvidar que Zelensky participó en las campañas de su contrincante electoral, y que Ucrania casi le cuesta un juicio político durante su primer presidencia, entonces, preparó el habitual intercambio entre pares, con la prensa incluida, para enrostrar a su par ucraniano, todo lo que venía acumulando, y además, como no lo quiso hacer directamente, utilizó a su vice para que comience con el feroz ataque. Lo que ambos aparentemente no tuvieron en cuenta, fue que enfrente tenían a una persona que literalmente, no tiene absolutamente nada que perder y que, además, vio cara a cara a la muerte en varias oportunidades y sigue con sus convicciones intactas.
El ataque intimidatorio de Trump hacia Zelensky, fue un grave error diplomático, ya que el ciudadano estadounidense admira al presidente ucraniano, y detesta aun mas a Vladimir Putin. No solo ha debilitado la imagen de la dupla presidencial, fortaleció a la Unión Europea, que le dio su absoluto apoyo al presidente ucraniano.
A modo de ir cerrando esta primera columna del año, podemos decir que el regreso de Trump vino acompañado con una extrema carga ideológica, muy conservadora y para nada pragmática, buscando enemigos donde no los hay y forjando alianzas con quienes no les interesa ni la paz ni la democracia, veremos como lentamente se reacomodarán las piezas de un tablero global que cada vez se vuelve más extremista.
Matías Lezcano…