El grupo “Ya No Estamos Solos” de Alcohólicos Anónimos (AA) en Posadas funciona hace 19 años en el Colegio San Miguel. Actualmente, entre cinco y siete personas asisten de manera regular a sus reuniones, que se realizan los lunes, miércoles y viernes durante una hora y media.
Según Julio, integrante del grupo, el alcoholismo es una enfermedad crónica que no tiene cura, pero puede detenerse. “Para que la audiencia tenga idea, es como la diabetes o la hipertensión. No se cura, solamente se detiene”, explicó, en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5. “Nosotros detenemos la bebida por 24 horas. Solo por hoy no bebemos”.
El grupo se sostiene en dos pilares: los 12 pasos, que guían la recuperación personal, y las 12 tradiciones, que regulan la convivencia dentro de la comunidad. “Nos ayudan a pasar de una vida ingobernable por el alcohol a una vida en la que podamos ser útiles y felices en la sociedad”, afirmó Julio.
Un espacio de ayuda mutua
Alcohólicos Anónimos no es un programa terapéutico tradicional. “Nosotros no somos profesionales, somos enfermos alcohólicos”, aclaró Julio. “Creo que la fortaleza principal de AA es que hablamos con otro enfermo desde la misma posición. Compartimos nuestra mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver el problema común y ayudar a otros a recuperarse”.
Sin embargo, reconoció que hay personas que necesitan ayuda profesional. “Aquel que requiera una internación o un tratamiento paralelo puede acudir a clínicas especializadas”, señala. En Posadas, existe un centro de adicciones ubicado en la ruta 12 y la calle 147, donde funciona el grupo “Libre al Fin”, que ofrece acompañamiento profesional y reuniones de AA.
Las señales de alerta
Uno de los mayores desafíos es aceptar la enfermedad. “Lo fundamental es aceptar que tengo un problema con el alcohol”, enfatizó Julio. Para facilitar ese proceso, en AA utilizan un test con 12 preguntas que cada persona responde en privado. “Si cuatro respuestas son afirmativas, es probable que haya un problema con el alcohol”, explicó.
Algunas señales de alerta incluyen:
- “Si he tenido la necesidad de tomar alcohol al levantarme”.
- “Si siento envidia de quienes pueden beber sin meterse en problemas”.
- “Si he tenido lagunas mentales, como ir a una fiesta y despertarme en casa sin recordar qué pasó”.
- “Si he tenido problemas en el trabajo, en la escuela o en mi casa por el alcohol”.
- “Si guardo muchas botellas en casa para tener una reserva”.
“Muchos dirán que estas cosas pueden pasarle a cualquiera. Pero si se repiten, tal vez haya un problema subyacente más profundo. Y sería bueno que nos escuches”, reflexionó Julio.
El impacto de la pandemia y la lucha por la permanencia
Luego de la pandemia, la asistencia a los grupos de AA en general disminuyó. “Ahora estamos retomando la asistencia habitual, pero cuesta bastante”, reconoció Julio. La permanencia en los grupos no siempre es fácil, y muchos integrantes van y vienen.
Entre los factores que pueden dificultar la recuperación, mencionó la negación del problema y la falta de apoyo. “La familia ayuda al enfermo una vez que conoce el programa”, dijo. Para ello, existen grupos específicos para familiares, como Al-Anon, que en Posadas funciona en el predio del Obispado.
Sin embargo, Julio destacó que el alcoholismo afecta a todas las clases sociales. “Es una enfermedad transversal. Nuestras comunidades no cobran un solo peso para asistir”.
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Cómo acceder a la ayuda
Para quienes buscan apoyo, Alcohólicos Anónimos ofrece reuniones en distintos puntos de la ciudad. El Intergrupo Posadas (376 471 4839) brinda información sobre los encuentros más cercanos. Además, en la página web www.aa.org.ar, se pueden encontrar materiales y recursos sobre la organización.
“Decimos en AA que todo aquel que quiera salir del alcoholismo puede hacerlo con este programa”, concluyó Julio. “Solo están exentas aquellas personas cuya mente está demasiado deteriorada por el avance de la enfermedad. Pero para todos los demás, siempre hay una oportunidad”.