Desde hace cuatro años, científicos del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) detectaron la presencia de cianobacterias en el arroyo Zaimán. Estas bacterias, que naturalmente habitan en el agua, pueden proliferar en ciertas condiciones y generar toxinas perjudiciales para la salud humana y animal.
“Desde el año 2020 que estamos detectando la acumulación”, explicó la Dra. María Kolman, directora interina del Instituto de Biotecnología de Misiones, en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5. “Tal vez cuando están más dispersas y no se acumulan en la orilla no es tan evidente el fenómeno, pero cuando empieza a escalar y a formarse lo que se llama la floración, ahí se empieza a detectar en la orilla y nosotros lo veníamos viendo con regularidad”.
El fenómeno es fácil de reconocer: “En el 2022, en el arroyo Mártires, se vio un verde flúor muy llamativo, con una textura de pintura, de látex que se adhiere, es como aceitosa”, describió Kolman.
Factores que favorecen su crecimiento
Las cianobacterias proliferan cuando las temperaturas son altas, el agua está estancada y hay presencia de nutrientes, como los generados por la actividad humana. “Naturalmente estos fenómenos ocurren en lugares donde la presencia del humano es mínima, pero lamentablemente están incrementando en todo el mundo”, advirtió la científica. “El cambio climático tiene un impacto muy grande, porque al elevarse las temperaturas y tener periodos de sequía más amplios, se favorece su crecimiento. También tiene que ver con la cantidad de nutrientes que se van volcando en esos cuerpos de agua”.
El impacto de estas floraciones no es solo visual. La Dra. Kolman detalló que “la cianobacteria que predomina en el Zaimán produce una toxina que afecta al hígado y no solo a la salud humana, sino también a la salud animal”. La exposición crónica o prolongada puede generar complicaciones, y en el corto plazo, el contacto con el agua contaminada puede causar vómitos, diarrea, dermatitis e irritación en las mucosas.
“Además, esta toxina que nosotros logramos detectar se acumula en el músculo de los peces”, señaló Kolman, lo que implica un riesgo para quienes los consumen.
Cómo identificar y prevenir riesgos
“Cuando empezamos a ver acumulación en la superficie o en las orillas, ahí está el parámetro para estar en alerta”, explicó la investigadora. “Si el agua está verde, pero no hay acumulaciones visibles, el riesgo es bajo. Pero cuando uno se acerca a la orilla y ve esta especie de pintura, ahí hay que evitar el contacto”.
Entre las recomendaciones, destaca la importancia de no ingresar al agua cuando hay señales de floración y, en caso de contacto accidental, lavarse inmediatamente.
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Un nuevo proyecto de monitoreo ciudadano
Para mejorar la vigilancia de estos fenómenos, el equipo de investigación obtuvo financiamiento para lanzar un proyecto de ciencia ciudadana. “La idea es involucrar a las personas que viven en las inmediaciones del arroyo, informarlas y divulgar información”, explicó Kolman. “Muchas veces la gente no tiene la información necesaria para saber qué hacer frente a una situación de este tipo”.
El proyecto contará con la participación de estudiantes secundarios, quienes colaborarán en la detección y monitoreo de floraciones. Además, se implementarán herramientas de imágenes satelitales para complementar el seguimiento.
“En Posadas, la gente tiene un vínculo muy estrecho con el agua, porque prácticamente estamos rodeados por el río y varios arroyos”, resaltó la científica. “Por eso es clave que la comunidad conozca cómo reaccionar frente a estas situaciones”.