El Carnaval de Corrientes es sinónimo de pasión, cultura y fe. Este año, la comparsa Ara Berá salió al corsódromo bajo el lema «Grito Sagrado», una propuesta que recorre diferentes expresiones culturales y costumbres argentinas. Dentro de esa temática, Marcelo Meza encarna al Gauchito Gil, una de las figuras más veneradas en la provincia.
Con 28 años de trayectoria en el carnaval y un espaldar que pesa 40 kilos y mide casi 4 metros de altura, Meza no solo desafía el esfuerzo físico, sino que también enfrenta las críticas de quienes ven con recelo la representación de figuras religiosas en un evento festivo. Sin embargo, su mensaje es claro: todo se hace con respeto.
“El grito sagrado de los argentinos”
Cada año, Ara Berá elige una temática distinta para sus presentaciones. En esta edición, “Grito Sagrado” busca representar aquellas pasiones que movilizan a los argentinos, desde la música y el fútbol hasta la fe. “A mí me toca estar en el bloque de la fe, enmarcado junto con el Gauchito Gil, la Virgen de Itatí y San La Muerte”, explicó Meza, en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5.
El bailarín destacó cómo la presencia de estas figuras es parte del paisaje correntino. “Por algún motivo, uno va caminando por las calles de Corrientes y siempre ves en las casas altares donde están estos tres personajes. Le rezo a alguno, alguno me ha de curar”, citó, recordando las palabras de la encargada artística de la comparsa.
El desfile no se limita al bloque de la fe. También hay representaciones de figuras icónicas del país, como San Martín, Belgrano, Gilda y Rodrigo, en un recorrido por la historia, la música y el deporte. “La pasión argentina, lo que te lleva a gritar, ¿cuál es tu grito sagrado?”, planteó Meza.
“Yo no elijo, me designan”
La elección de los personajes dentro de la comparsa no es arbitraria ni personal. “La comparsa lanza el tema en octubre, y hay un equipo artístico que se encarga de los diseños. Yo bailo en Ara Berá hace 28 años, tengo 51 y empecé a los 24. Siempre levanto la mano y digo ‘dónde ustedes me digan’”, relató.
En su larga trayectoria ha bailado en distintos grupos y formatos, hasta que este año le asignaron el rol del Gauchito Gil. “Cuando me acerqué me dijeron: ‘vos vas a ser el Gauchito Gil’. O sea que me tocó por designio divino”, bromeó.
Su participación no se limita al desfile. Como parte del espectáculo, también forma parte del show de comparsas en el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, donde las figuras representadas cobran vida en una gran puesta en escena. “No es solo desfilar con plumas en el corsódromo, también hacemos teatro, explicamos y ponemos en evidencia cada uno de nuestros personajes”, aclaró.
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“Lo hago con el mayor de los respetos”
No faltaron voces críticas en redes sociales por la inclusión del Gauchito Gil en el carnaval. Algunos ven en esto una falta de respeto a las creencias populares, pero Meza asegura que su interpretación se hizo con absoluta seriedad y cuidado.
“Cuando me enteré de que iba a llevar adelante este personaje, automáticamente pensé en el público, especialmente en el público devoto del Gauchito Gil. Yo personalmente no creo, no tengo esa creencia, pero respeto muchísimo a las personas que tienen su fe”, afirmó.
El bailarín reconoció que había nervios ante la posible reacción del público: “Sabía que me podría encontrar con opiniones adversas, de hecho fue así”. Sin embargo, aseguró que la comparsa trabajó con sensibilidad el tema: “En el show de comparsas se va a poner en evidencia el respeto con el que se trató esta figura. No lo hago ni desde la burla ni desde la falta de respeto”.
Pese a los comentarios en redes sociales, en la calle la recepción fue otra. “Mi desfile y mi pasada por el corsódromo han sido increíbles. Desde que aparezco como el Gauchito, la gente se acerca para sacarse fotos, para felicitarme. No he recibido ninguna crítica en vivo”, destacó.
Una de las experiencias más emotivas ocurrió durante la primera noche del carnaval. “Se me acercó un hombre, se sacó la remera y vi que tenía tatuado al Gauchito Gil de punta a punta. Me abrazó y me dijo: ‘Sacame una foto con este flaco. Mi santo está hermoso’”, recordó con emoción.
“Los comparseros no somos personas normales”
Más allá de lo simbólico, representar al Gauchito Gil también implica un desafío físico. Su espaldar pesa 40 kilos y mide casi 4 metros de alto por 5 de ancho.
“Si me dan una bolsa de 40 kilos y me dicen que la lleve en las manos, no hago ni dos pasos y la tiro al piso. Pero si la coloco sobre mis hombros, puedo caminar un buen rato”, explicó. El truco está en la estructura del traje: “Lo primero que me tengo que poner es la mochila, y después se van colocando las piezas”.
Además del peso, hay otro enemigo: el calor. Soportar las altas temperaturas con semejante vestuario es todo un reto, pero Meza lo toma con humor y entrega. “Escuché una frase de Goyo Prieto que me encantó: ‘Los comparseros no somos personas normales’. En la noche del corso, con la adrenalina y la ansiedad, no me duele nada, aguanto todo. Al otro día, sí me duele el cuerpo entero”, agregó.