La mala praxis médica es un problema que afecta a miles de familias en Argentina, pero muchas veces queda invisibilizado detrás de la burocracia y el silencio de las corporaciones.
Gabriela Covelli, abogada y fundadora de la ONG “Por la vida y la salud”, conoce en carne propia el dolor de perder a un ser querido por una negligencia médica. Su hijo Nicolás, un joven deportista de 24 años, falleció en 2017 debido a un error en su atención médica.
Desde entonces, su lucha no fue solo por justicia, sino también por evitar que otras familias pasen por lo mismo. “No inicié ni esta ley ni esta ONG porque sí, sino porque mi hijo sufrió una mala praxis. Me di cuenta de que todos estamos en el mismo bolillero, que es imperioso cuidar la vida y la salud”, explicó Covell, en diálogo con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5.
La respuesta a esa lucha es la Ley Nicolás, un proyecto que busca prevenir errores en el sistema de salud a través de medidas concretas de control y transparencia. A pesar de haber sido aprobada en la Cámara de Diputados y recibir dictamen favorable en el Senado, la ley está en peligro de perder estado parlamentario debido a la falta de voluntad política. Covelli, con una mezcla de indignación y determinación, no dudó en señalar: “Perdónenme mi franqueza, pero es como lo siento. En el Senado priorizaron la política y el vedetismo, en vez de decir ‘hay leyes que salvan vidas y tenemos que sentarnos a sesionar’”.
¿Qué propone la Ley Nicolás?
El proyecto de ley tiene como principal objetivo la prevención de errores en el sistema de salud. “No es una ley punitiva, todo lo contrario, es una ley de prevención”, aclaró Covelli. Entre sus puntos más importantes se incluyen:
Evaluaciones periódicas para profesionales de la salud: “Se pide que se haga anualmente un relevamiento de los profesionales para evaluar sus capacidades y sus actitudes físicas, psíquicas y cognitivas. No se trata de descartar a nadie, sino de garantizar que los médicos y demás profesionales estén en condiciones de atendernos”.
Además, Covelli resaltó que cualquier persona, sin importar su profesión, puede atravesar problemas de salud mental o adicciones que afecten su desempeño: “Un médico no está exento, como cualquier ser humano, de poder pasar por una adicción, por un tema de alcoholismo, por un Alzheimer. Entonces, lo que pedimos es que se les preste la atención adecuada, se los reubique en áreas administrativas, pero no se ponga en riesgo la vida de las personas que nos atendemos en ese lugar”.
Registro de eventos adversos y errores en el sistema: “No solo hablamos de mala praxis cometida por médicos, hay eventos adversos que son consecuencia del sistema de salud en general”.
Covelli dio ejemplos alarmantes: “Una rampa que no está colocada correctamente y hace que una persona se parta la cadera, frascos de medicamentos con el mismo color que confunden a un enfermero y hacen que le administre a un paciente la droga equivocada, una amputación de la pierna equivocada, o cuando directamente se confunden de paciente. Son cosas que uno dice ‘¿cómo puede pasar?’ y pasan más asiduamente de lo que creemos”.
Incorporación de normas de seguridad del paciente en la educación médica: “Es elemental que a las nuevas generaciones de profesionales de la salud se les enseñe sobre esto. Hay protocolos internacionales que establecen qué medidas tomar para garantizar la seguridad de los pacientes. No es lo mismo que hablar de humanización de la medicina, esto es una cuestión de seguridad”, explicó.
Según Covelli, los hospitales modelo ya aplican estas normas, pero deberían ser obligatorias en todo el sistema: “Los hospitales del Cruce en Buenos Aires, por ejemplo, ya trabajan con esto. Todos los profesionales de la salud saben que es indispensable para evitar daños y muertes”.
Un dato que destacó Covelli es el informe de la Organización Mundial de la Salud, que indica que cada año mueren tres millones de personas en el mundo al ingresar al sistema de salud. “Son muchas más que las que murieron por COVID. Y en Argentina no tenemos estadísticas. No me parece un tema menor no tener una estadística en el país. No es casualidad. Es una estrategia para ocultar la verdad”.
La falta de datos, según Covelli, responde a un problema estructural: “Tenemos el índice de precios para saber la inflación, pero no sabemos cuántas personas mueren por fallas del sistema de salud. Esto tiene que ver con cuestiones corporativistas, con barrer la mugre debajo de la alfombra. Perdón que lo diga de esta manera, pero ya pusimos nuestro dolor arriba de la mesa, luchamos por esta ley y llega un momento en el que nos damos cuenta de que estamos luchando contra molinos de viento”.
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Obstáculos en el Congreso y la resistencia del sistema médico
El proyecto fue aprobado por unanimidad en Diputados y obtuvo dictamen favorable en el Senado, pero el proceso quedó paralizado. “El Senado recién comenzó a sesionar en agosto de 2024. Luego, cuando llegó el momento de tratarla, la presidenta del Senado, la doctora Villarreal, no convocó a sesiones y por lo tanto la ley no se votó”, denuncia Covelli.
Ahora, si no se incluye en las sesiones extraordinarias, la ley perderá estado parlamentario en febrero. “No luchamos para los nuestros, porque en mi caso mi hijo ya murió y la ley no me lo va a devolver. Luchamos a favor de tus seres amados, de tu vida y tu salud, porque la nuestra ya está perdida”.
Pero la política no es el único obstáculo. Covelli señaló que los colegios de médicos han sido los principales opositores a la ley. “He tenido varios palos y publicaciones espantosas en internet provenientes de los colegios de médicos. Son las mismas corporaciones que permitieron que Lotocki siguiera ejerciendo”.
Con una contundencia que no deja dudas, afirmó: “Para nosotros la vida y la salud son derechos humanos. Para otros, la muerte y la enfermedad son negocios. Y no me voy a callar”.
Un pedido desesperado al Gobierno
Ahora, la única forma de salvar la Ley Nicolás es que el presidente Javier Milei la incluya en las sesiones extraordinarias del Congreso. Covelli y su ONG han solicitado formalmente que esto ocurra, pero necesitan presión social.
“Les pido a los argentinos que desde sus propias redes le exijan al presidente Milei, al ministro de Salud, Lugones, y al ministro de Ministros, Guillermo Francos, que incluyan la Ley Nicolás en la agenda”, implora Covelli.
En su despedida, deja un mensaje de lucha y amor: “No nos rendiremos. No podemos permitir que esta ley se pierda. No por nosotros, sino por todos los argentinos que necesitan un sistema de salud más seguro. Mi hijo ya no está, pero si su partida puede servir para salvar a otros, entonces nuestra lucha habrá valido la pena”.
Para apoyar la Ley Nicolás, se puede seguir a la ONG “Por la vida y la salud” en redes sociales: Instagram y Facebook: @porlavidaylasalud.
Además, se recomienda enviar mensajes a los funcionarios mencionados para pedir que se trate en el Congreso.