En un operativo realizado el pasado martes, cuatro trabajadores misioneros fueron rescatados de una situación de hacinamiento y trabajo esclavo en una propiedad rural en São Marcos Serra, en el estado de Río Grande do Sul, Brasil.
La acción fue posible gracias a la intervención conjunta del Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE) de Brasil, el Ministerio Público del Trabajo (MPT) y la Policía Federal (PF). Esta operación revela una vez más las precarias condiciones de trabajo a las que se someten algunos trabajadores migrantes en la región.
Los cuatro misioneros, de entre 19 y 38 años, originarios de la provincia argentina de Misiones, habían sido reclutados para trabajar en la cosecha de uvas en propiedades de la región de São Marcos. Fueron atraídos con la promesa de empleo y alojamiento, pero, al llegar al lugar, encontraron una realidad muy diferente a la que se les había prometido.
El MPT detalló que los trabajadores vivían en una estructura improvisada, una edificación de madera con dos habitaciones que debían compartir hasta 11 personas a la vez. Las condiciones de vida eran extremas: colchones en el suelo, sin mobiliario adecuado para almacenar sus pertenencias, y con cableado eléctrico expuesto, lo que representaba un grave riesgo de seguridad.
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Condiciones inhumanas y falta de derechos laborales
Los testimonios de los trabajadores rescatados reflejan una situación de abuso y negligencia total por parte de los empleadores. No solo fueron alojados en condiciones insalubres, sino que también se les privó de sus derechos laborales. Los cuatro hombres trabajaron sin ningún tipo de registro y nunca recibieron el salario acordado, lo que evidencia una flagrante violación de sus derechos fundamentales.
El agua potable era otro de los grandes problemas que enfrentaban los trabajadores. El agua que se utilizaba para bañarse y para los inodoros era recolectada de un pequeño depósito junto a la casa. Este depósito, además, estaba contaminado por aguas residuales que retornaban al patio, formando una cloaca abierta. Los trabajadores sufrieron consecuencias físicas graves, como diarrea y alergias en la piel, debido a la calidad del agua.
El rescate de los trabajadores fue el resultado de una investigación que identificó a un productor rural como el responsable de contratar los servicios de los misioneros. Aunque este productor afirmó haber pagado la remuneración a una empresa subcontratada, no se pudo verificar que los trabajadores recibieran el pago correspondiente. Esta falta de transparencia y el incumplimiento de las obligaciones laborales llevaron a la intervención de las autoridades brasileñas.
El acuerdo firmado con el productor rural garantizó a los trabajadores rescatados el pago de las indemnizaciones por la terminación indirecta de sus contratos de trabajo. Además, el MTE emitió un seguro de desempleo para uno de los trabajadores rescatados, y el departamento de servicios sociales de São Marcos les brindó alojamiento y pasajes de regreso a su país de origen. Sin embargo, algunos de los misioneros manifestaron su decisión de no regresar a Argentina.