Lo ratificó la docente e investigadora de Argentinos por la Educación, Viviana Postay, en base a una medición nacional que arroja números preocupantes a nivel nacional, donde apenas 13 de cada 100 estudiantes alcanza niveles óptimos en las dos materias troncales. Además, el bajo porcentaje de Misiones –uno de los peores del país– confirma el bajo nivel socioeconómico de la provincia que el gobierno presenta como “de innovación”.
En la provincia “Start-Up”, de la innovación y de la robótica, apenas 6 de cada 100 estudiantes secundarios culmina la escuela secundaria “en tiempo y forma”, es decir, sin repetir de año y mostrando saberes satisfactorios en lengua y matemáticas, las dos materias troncales en las que se apoyan todos los demás saberes aprendidos en la trayectoria educativa.
Estos números alarmantes surgen del informe “Índice de Resultados Escolares: ¿Cuántos estudiantes llegan al final de la secundaria en tiempo y forma?”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, que analizó la trayectoria escolar de la cohorte que comenzó primer grado en 2011 y llegó al último año de la secundaria en 2022, utilizando los datos del Relevamiento Anual y las pruebas Aprender 2022 de secundaria.
La docente, investigadora y referente de Argentinos por la Educación, Viviana Postay dialogó este martes con el programa “Primera Vuelta” de Radio Up 95.5 y subrayó que estos datos alarmantes sobre la lecto–comprensión y los conocimientos en matemáticas de los estudiantes, no se circunscriben a los efectos de la pandemia y el periodo de clases no presenciales, porque ya en 2009, apenas 16 de cada 100 estudiantes terminaban la secundaria con conocimientos satisfactorios en las mencionadas materias troncales.
Asimismo, Postay añadió que pese a que los datos siguen mostrando desigualdades educativas entre provincias –con Misiones como una de las que muestran niveles socioeconómicos más bajos–, en realidad, se trata de un problema más profundo que golpea a todos los distritos –en distintas medidas– y que estaría vinculado a una flexibilización en los criterios evaluativos y a la sobreexplotación de los docentes de niveles iniciales, la mayoría de los cuales deben tener un segundo trabajo porque “no les alcanza” con un único salario.
Alta retención de estudiantes, con bajos niveles en lengua y matemáticas
Postay insistió en que en esta investigación se buscó determinar “cuántos (estudiantes) llegan al final de su escuela, sin haber repetido o abandonado y con qué resultados en lengua y matemática. Ha subido la cantidad de chicos que llegan en el tiempo esperado –pero no en la forma–, al último año de la secundaria”, dijo la Doctora en Ciencias Sociales.
En este sentido, la investigadora puso de relieve el incremento en el porcentaje de chicos que culminan los estudios en la edad esperada. “Estamos en un 61 por ciento, hay una constante subida en este porcentaje que nos habla de la potencia de la escuela para mantener a los chicos adentro y que puedan terminar”, destacó Postay. Y agregó que Argentina, que venía con “altísimos niveles de repitencia y de abandono”, y en los últimos años, “se ha logrado, en cada medición, que disminuya eso, varios puntos”
Sin embargo, la Magister en Investigación Educativa advirtió que, en paralelo al descenso del retraso y la deserción escolar, “lo que está subiendo son los malos aprendizajes. Lo que está pasando es que la escuela está pudiendo tener los chicos adentro, pero le cuesta que puedan aprender lo que tienen que aprender de lengua y matemática”.
Este 61 por ciento de estudiantes que terminan la secundaria en el tiempo esperable, “cae notoriamente si los cruzamos con los resultados en lengua y matemáticas, que son los saberes fundantes en los que se asientan todos los demás (saberes). Ahí tenemos que apenas 13 de cada 100 (alcanzan conocimientos satisfactorios en estas dos materias) La última medición, de 2009 nos daba 16 de cada 100, que ya era un número bajo. No podemos estar acusando exclusivamente a la pandemia (por estos números)”, argumentó Postay.
La pandemia “es un rasgo que nos puede hablar de algunas cuestiones, pero si antes de la pandemia era un 16 por ciento, ya estamos hablando de algo muy preocupante”, subrayó.
Misiones en el grupo de provincias que se encuentra en el extremo más bajos socioeconómicos y educativos
Consultada sobre las notorias deferencias provinciales detectadas en el informe nacional de Argentinos por la Educación, Postay confirmó que Misiones es una de las provincias con peores números de estudiantes que culminan la secundaria con conocimientos satisfactorios en materias troncales. “Misiones está dentro del grupo de provincias que se encuentra en el extremo más bajo. Si bien no es la más baja, el número es de 6 de cada 100 chicos que terminan en tiempo y forma”, planteó Postay.
“Hay un cruce que tiene que ver con la desigualdad educativa: aprender mide el socioeconómico promedio de los estudiantes. En ese sentido, sucede que las provincias que tienen un nivel socioeconómico más bajo, son las que tienden a tener resultados más flojos”, puntualizó la investigadora, quien aclaró que “sería incorrecto pensar que esto es un problema (estrictamente) socioeconómico”.
Al respecto enfatizó que “la jurisdicción con el nivel socioeconómico (promedio) más alto, es Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), y allí el número es 29 de cada 100 (estudiantes que culminan la secundaria en tiempo y forma) Al tomar la jurisdicción más rica, tendríamos que estar en 100 sobre 100 o 95 sobre 100. Y sin embargo, en la jurisdicción más rica, el resultado es 29 de cada 100. Es notable observar estas problemáticas, si bien la diferencia educativa (y socioecómica entre provincias) existe, hay otras cosas que están fallando. Porque si en el territorio con nivel cuyos estudiantes socioeconómico más elevado, solo llega a 29 de cada 100 chicos terminando en tiempo y forma (la secundaria), es un problema”, ponderó la especialista en Gestión Educativa.
Una deficiencia acentuada en Matemáticas en todo el país
Al respecto, Postay dijo: “Mi opinión como docente, es que la problemática de la desigualdad educativa está, la arrastramos siempre. Los estudiantes más pobres son los más golpeados en los resultados de aprendizaje. Sin embargo, lo que uno no puede evitar notar es que desde 2019 a la fecha, lo que ha bajado muchísimo son los aprendizajes en matemática”, planteó la invesigadora. Y amplió: “Todo el país está teniendo resultados muy flojos, el 82 por ciento no obtiene un nivel satisfactorio en matemáticas y este porcentaje (el 18 por ciento que obtuvo el nivel satisfactorio) bajó 12 puntos respecto de la última medición (2019)”
“Lengua también bajó, pero menos: 4,7 por ciento. La situación en matemática es francamente preocupante. El 82 por ciento no alcanzan un nivel satisfactorio, no estamos hablando de descollar, de un nivel avanzado, sino de un nivel satisfactorio, es preocupante y hace ruido”, expresó.
Problemas de lectocomprensión que aparecen en los niveles iniciales y se arrastran a los demás niveles educativos
En cuanto a las raíces del fenómeno de la caída de los conocimientos satisfactorios en materias troncales, Postay consideró que es “una situación multicausal”, y opinó que es crucial “la alfabetización inicial. Lo que está pasando en los tres primeros grados de la primaria es un punto a tener en cuenta. Sabemos por las pruebas ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo) para América Latina y el Caribe que hoy 1 de cada 2 chicos de 8 años, no comprende lo que lee acorde a su edad”, reveló Postay.
“Lo primero que hay que hacer es construir un plan de alfabetización inicial de carácter integral que pueda impactar y generar un efecto de arrastre. Porque si tenemos problemas dificultades de comprensión lectora que se están gestando en el primer ciclo de la primaria, esto sigue en el segundo ciclo y llega al nivel secundario. Y tendrá impacto en el mundo laboral y los inicios de los estudios superiores y universitarios”, advirtió Postay, señalando que, “si hay fallas en la comprensión lectora, no se entiende ni una consigna de matemática”.
En esta línea, Postay puso de relieve que “estamos hablando de poder leer y escribir, comprender un texto más allá del título”, y que los chicos “solamente llegan (a comprender) el título. Todo el cuerpo del texto no lo pueden desarmar. No pueden vincular lo que pasa con ese texto y con el título, y cualquier pregunta que vaya más allá de lo absolutamente literal, hoy, uno de cada dos chicos, está haciendo agua. Eso no puede ser”, subrayó.
En su diagnóstico del problema Postay apuntó a problemas en la Unidad Pedagógica, del 1º y 2º grado. Antes decíamos que, en primer grado, (el alumno tenía que) aprender a leer y escribir. Ahora la idea está en que, como hay trayectorias (educativas) diferenciadas, y heterogeneidad en las maneras en que aprendemos, se va tirando para adelante (el plazo para aprender a leer y escribir) Y se ca construyendo la idea de que cada uno lo hará a su ritmo. Eso nos lleva a que estamos en ingresos universitarios, y hay serias dificultades para comprender un texto sencillo”, manifestó la docente.
Los celulares como los grandes distractores al momento del aprendizaje en las aulas
Vinculado a este punto, Postay fue enfática al señalar que es erróneo pensar que los niños están capacitados para emplear dispositivos telefónicos, porque conocen el manejo de aparatos como los celulares y tablets. “Creemos que porque tiene un celular en la mano sabe cosas que no sabe. Primero hay una gran peligrosidad de estar con el celular a temprana edad, por el grooming y las personas con las que se puede vincular. El riesgo es gravísimo y no hay una preparación para decodificar los riesgos que hay allí”, enfatizó Postay.
“Segundo: los aprendizajes complicados, como leer y escribir y aprender matemáticas, van a requerir tener el celular mucho tiempo en la mochila. Porque el celular es un distractor”, señaló la investigadora, insistiendo en que actualmente, los teléfonos celulares están pensados en base a la lógica del casino (evasión de la realidad), donde la persona empieza con algo y no lo puede dejar. Así está construido el celular”, alertó Postay, haciendo referencia a los hipervínculos, que ofrecen los dispositivos, donde el usuario pasa de una plataforma a otra, de una red social a otra, lo que “dificultad de concentración”.
Esa dificultad de concentración cuando tenemos el celular en la mano, “nos pasa a los adultos. Y un niño pequeño no tiene las herramientas para decir hasta acá llegue o para discernir los intentos de manejos de los adultos que están del otro lado. Si uno repasa lo que está pasando en la escuela, en general, hay tiempos largos en los que el celular tiene que estar en la mochila para que el chico pueda concentrarse en el trabajo con el docente, que es super particularizado”, propuso la referente de Argentinos por la Educación.
Las maestras que no pueden subsistir con un sólo empleo y el impacto en el trabajo educativo con los alumnos
Cerca del final de la entrevista, Postay advirtió que el trabajo docente en condiciones de sobreexplotación, afectan a la relación personalizada que tiene que haber con los estudiantes, para que estos adquieran y desarrollen conocimientos esenciales. “El docente en la primaria, sabemos que está explotado: 1 de cada 3 docentes en primaria, que en 98% son mujeres, tiene otro trabajo. Generalmente, tiene otro grado. Esa maestra, a lo mejor, su jornada empieza a las 8 de la mañana y va a tener 70 – 80 alumnos. Entonces, ¿de qué forma se puede dedicar, de manera particularizada (al proceso de aprendizaje)?”, lanzó la investigadora.
Y sobre este tema, Postay remarcó que Argentina, a nivel región, “es el país en el que hay mayor cantidad de docentes con otro trabajo porque no les alcanza la plata”.
Algunas propuestas de Postay para superar la crisis educativa
Por último, la referente de Argentinos por la Educación elaboró algunas de las propuestas que impulsan para mejorar los alarmantes índices de escasa lecto-comprensión y de lógica aritmética en el país. “hay que empezar por construir un plan de alfabetización inicial. Y revisar, esto ya es personal, qué está pasando en las provincias con los periodos de intensificación y de recuperación (de alumnos desertores), qué nivel de realidad están teniendo las certificaciones que expedimos. Estoy de acuerdo en que ‘hay que acompañar las trayectorias diversas’, pero también hay que poder poner un límite, marcos y estructuras claras para que (el estudiante no piense) que en cualquier momento puede presentar un ‘trabajito y total voy a aprobar’”, analizó.
“Algo está sucediendo. Porque nos está yendo bien en esto de subir la contención social (de la escuela), pero el chico tiene que poder estar en la escuela, aprendiendo. Si no la escuela va a ser sólo una institución de contención, donde estaremos dando certificaciones que no certifican (la apropiación de saberes fundamentales) Es un problema”, concluyó Postay.