La tarea de los guardaparques en Misiones, clave para la preservación de la selva nativa y el cuidado de las reservas naturales, el monte y la selva virgen de la provincia enfrenta una situación complicada ante el robo de madera, la tala indiscriminada y la presencia de cazadores furtivos.
Rony Rosa, guardaparque de la seccional San Vicente, en diálogo con “La mañana informativa de Radio Up” describió en detalle las dificultades diarias del cuerpo de guardaparques de la provincia, dejando en evidencia la brecha entre las necesidades y los recursos disponibles. “Hay zonas que tienen un difícil acceso, son inmensas y apenas hay 4 persona trabajando en el lugar”, sostuvo.
“La cantidad de guardaparques es insuficiente, y es algo que no es nuevo, porque es un reclamo sostenido en el tiempo, se crean reservas privadas, espacios de conservación y esos espacios deben estar protegidos por un guardaparque”, dijo Rosa.
Rosa explicó que la extensión de áreas protegidas crece constantemente debido a la incorporación de reservas privadas. Sin embargo, esto no ha ido acompañado de un incremento proporcional de personal. “El cuerpo de guardaparques es insuficiente debido a que la cantidad de superficie a custodiar se incrementa día a día. Cada vez que se incorpora una reserva privada, el Ministerio de Ecología tiene la facultad de custodiar esas áreas nuevas”, afirmó.
Este crecimiento, según Rosa, varía en complejidad según la ubicación. “Por ejemplo, Moconá tiene 1.000 hectáreas y 7 guardaparques, mientras que Piñalito, con 3.800 hectáreas, tiene solo 4. En áreas de conflicto, como zonas de frontera, se necesita más personal. Lamentablemente, no siempre se asigna el recurso adecuado”.
“Las gestiones no acompañan la velocidad de la depredación ambiental”, expresó y agregó “no solamente se necesitan gestiones sino que también se necesitan acciones concretas, herramientas de trabajo, capacitaciones, sueldos acordes”.
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Aunque se han realizado avances en materia de equipamiento, Rosa destacó que estos no son suficientes para enfrentar la magnitud del problema. “Hubo adelantos, hubo mejorías, pero siempre no es suficiente, no alcanza. Las gestiones son lentas y no acompañan el ritmo rápido de la depredación ambiental”, alertó.
Además, señaló la necesidad de mayor transparencia y autonomía en las designaciones dentro del cuerpo. “Buscamos que los cargos sean ocupados mediante concursos y que no haya vínculos políticos directos con las gestiones, para que el trabajo de control y vigilancia se realice de manera autónoma”.
“El uso de armas es un paso necesario, pero mal gestionado”, fue otra de las expresiones del guardaparque para referirse al uso de armas en el trabajo dentro de las reservas o de la selva para la lucha y el combate con los cazadores furtivos.
Otro punto crítico es la implementación del uso de armas por parte de los guardaparques para enfrentar cazadores furtivos y tala ilegal. Aunque esta medida fue aprobada, Rosa indicó que existen problemas en su ejecución. “El arma debería ser parte del uniforme del guardaparque, igual que en las fuerzas de seguridad. Pero en la práctica, no es así. Algunos compañeros cumplieron con los requisitos legales, pero no se les otorgan las armas necesarias”, explicó.
En este contexto, la creación de un grupo de operaciones de selva ha sido una solución temporal, pero no suficiente. “Ellos realizan intervenciones en áreas específicas, pero después se retiran, dejando a los guardaparques locales sin equipamiento ni apoyo. Si los trabajadores de Piñalito hubieran tenido los recursos para hacer el procedimiento, quizás esto no hubiera pasado”.
Para Rosa, la clave está en gestionar las acciones directamente desde las áreas protegidas y no depender de convocatorias externas. “Es necesario que la operatividad del control se haga desde las áreas, no desde un grupo convocado que luego se retira. Los guardaparques de cada zona deben tener los recursos para actuar con rapidez y eficacia”.
La situación expuesta por Rosa refleja un desafío crucial para Misiones: equilibrar el crecimiento de áreas protegidas con el fortalecimiento del cuerpo de guardaparques. “Es necesario que las autoridades actúen con celeridad. No podemos seguir luchando contra la depredación ambiental con recursos que no alcanzan”, concluyó Rosa.
La selva misionera, uno de los últimos refugios de biodiversidad del país, necesita un compromiso firme para garantizar su protección. Sin el apoyo adecuado, el trabajo de los guardaparques seguirá siendo una batalla cuesta arriba.
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Te dejamos la entrevista completa: