Este 29 de julio se cumplen 25 años de la muerte del doctor René Favaloro, uno de los médicos más admirados de la historia argentina y pionero mundial en cirugía cardiovascular. A los 77 años, Favaloro decidió quitarse la vida en 2000, acorralado por las deudas de su Fundación y la indiferencia de un sistema que no supo —o no quiso— sostener su sueño de una medicina ética, solidaria y al alcance de todos.
Nacido en La Plata el 12 de julio de 1923, Favaloro marcó un antes y un después en la medicina cuando, en mayo de 1967, realizó por primera vez un bypass aortocoronario en la Cleveland Clinic de Estados Unidos, utilizando una vena safena del propio paciente. Ese procedimiento —que perfeccionó y estandarizó— transformó el tratamiento de la enfermedad coronaria y ha salvado millones de vidas en todo el mundo. Solo en Argentina, se realizan actualmente entre 40.000 y 50.000 bypass por año.

Pero su legado va mucho más allá de los logros quirúrgicos. Favaloro fue un ejemplo de ética profesional y coherencia humana. Su paso por el pequeño pueblo pampeano de Jacinto Arauz, donde ejerció como médico rural durante más de una década, marcó para siempre su visión sobre la medicina, entendida como servicio y no como negocio.
A su regreso al país, fundó la Fundación Favaloro con la intención de crear un centro médico de excelencia accesible para todos. Sin embargo, la falta de apoyo estatal y privado, sumada a la corrupción estructural del sistema sanitario, lo empujaron a una situación desesperante. “Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta, tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar”, escribió en una de sus cartas.
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Veinticinco años después, sus palabras resuenan con más fuerza que nunca. Favaloro no solo fue un científico brillante: fue un educador, un crítico feroz del poder y un defensor incansable de la justicia social. Su voz se convirtió en conciencia colectiva, y muchas de sus frases quedaron grabadas como enseñanzas de vida. Entre ellas:
- “Proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascendente en nuestro corto paso”.
- “En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales”.
- “Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades, las mayores caerían sobre las clases dirigentes”.
- “El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable. Con ella me voy de la mano”, escribió en su carta póstuma.
Hoy, el nombre de René Favaloro sigue presente en hospitales, escuelas, avenidas y en la memoria de quienes ven en su figura algo más que un médico: un símbolo de lo que debería ser el compromiso con el otro. Su legado aún salva vidas en cada quirófano y sigue interpelando a una sociedad que, 25 años después, aún le debe la justicia y el reconocimiento que en vida no siempre encontró.
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